Muchas veces nos hemos preguntado como mujeres y como madres
cual sería el modo de elegir una Doula. Y siempre, como mujer, madre y Doula,
he pensado en crear un texto, algún tipo de ayuda o “decálogo” para buscar la
Doula que deseamos.
Lo cierto es que siempre he pensado que al fin cada mujer
encuentra su Doula y a cada Doula llegan las mujeres que han de llegar y por
ello nunca había escrito algo así. Pero últimamente estoy encontrando textos,
afirmaciones y “mezclas” que ayudan a la confusión y a que la mujer que busca
Doula no sepa realmente si lo que ha encontrado es una Doula o no… Y es fundamental distinguir a la Doula de
aquella mujer que utiliza el nombre de la Doula para definirse pero dista
mucho de ser una acompañante emocional por diversos motivos.
De entrada, es básico explicar que las Doulas somos eso:
acompañantes emocionales en la maternidad. No somos más ni menos… No somos
personal sanitario, terapeutas, psicólogas, educadoras, instructoras ni
asesoras o consejeras. Quien hace alguna de esas tareas durante un
acompañamiento no es una Doula o no está actuando como Doula. Quiere esto decir
que no hemos de buscar una Doula que sea
también ninguna otra cosa que no sea Doula como valor añadido, del mismo
modo que no buscamos un Contable que sea Cocinero además o un Mecánico que
también sea Decorador de interiores. Si lo es, si la Doula es otras cosas,
perfecto. Pero siempre que lo sea fuera del acompañamiento para que no
interfiera en el mismo y sea un acompañamiento real.
Buscamos una Doula, y las
Doulas en su formación tienen incluidos los conocimientos necesarios para
ejercer su labor, tanto respecto a embarazo como a parto, posparto,
lactancia o crianza, entre otras cuestiones. Todo lo que sean cuestiones más
específicas sobre algún tema, la Doula ha de derivarlas a quien corresponda,
bien sea Matrona, Asesora de Lactancia, Terapeuta, Fisioterapeuta, Psicólogo…
Porque salen de las funciones de la Doula y han de ser atendidos por quien
tiene la formación adecuada y fundamenta su labor en esas áreas.
Porque sí, las Doulas se forman (nos formamos) y esta es una
cuestión importante a tener en cuenta: ¿dónde y cómo se ha formado nuestra
Doula?
Evidentemente, hay Doulas que no tienen una formación
específica en la profesión porque empezaron antes de que tal cosa existiera,
son las más veteranas de nuestro país y han ido recopilando formación en unos y
otros lugares. Pero a día de hoy existen
formaciones específicas para ejercer la profesión y, aunque no son
regladas, comparten en su mayoría un programa muy similar que abarca embarazo,
parto y posparto como mínimo, ofreciendo conocimientos básicos sobre fisiología
de los procesos maternales y mucho más profundos sobre lo que emocionalmente
suponen esos procesos, su comprensión y los posibles caminos que los mismos
pueden abrir para una mujer, así como las necesidades de las mismas y cómo
acompañarlas y atenderlas. Estos aspectos, aplicados a todos y cada uno de los
procesos y etapas maternales, son los que atañen a la Doula y sus funciones,
quedando excluídas terapias, aspectos médicos, medios de diagnóstico,
tratamientos del tipo que sea y otras herramientas físicas o psicológicas que
nada tienen que ver con la función de la Doula en la maternidad, sino con las
de otros profesionales. Y que, si bien la Doula puede conocer, no han de ser
criterio de elección porque no atañen al acompañamiento emocional.
Porque… ¿qué es el acompañamiento emocional? Esta es la clave para elegir una Doula:
saber qué necesitamos de ella. La Doula no nos aconseja ni nos guía, no nos
diagnostica ni nos trata, no interfiere en nuestras decisiones ni las valora
como buenas o malas. La Doula nos valida en nuestro ser y sentir, nos da
espacio para sentir y desarrollarnos en cada momento, nos apoya con una escucha
activa y desde la comprensión. Desde la comprensión
de la etapa que vivimos en general y de nuestro momento personal en particular.
No enseñándonos a respirar, movernos, ingerir este u otro remedio,
hacer este u otro masaje, o aplicándonos esta u otra terapia… No dirigiéndonos
hacia esta u otra maternidad… Sino
respetándonos de verdad, empoderándonos con ese respeto ofrecido desde la
escucha y la comprensión, y desde ese espacio para expresarnos y crecer hacia
donde deseemos cuando sintamos que queremos hacerlo. O, mejor dicho, favoreciendo que nosotras nos empoderemos.
La Doula respeta a
los otros profesionales que nos atiendan y nos ofrece la confianza para que
sintamos que podemos decidir de verdad. Nos ofrece herramientas e informaciones
para que podamos hacerlo libremente, siguiendo nuestro deseo, alcanzando
nuestro poder y nuestra libertad… La Doula está…
Así que en una Doula qué debemos buscar:
- - Una Doula que sea Doula, dejando a un lado otros
posibles conocimientos o profesiones paralelas.
- - Una Doula que nos informe claramente de cómo
trabaja, cómo y cuánto cobra o hasta dónde puede llegar en sus funciones.
- - Una Doula que conozca y comprenda las distintas
etapas maternales.
- - Una Doula que escuche desde la comprensión y el
respeto para poder ofrecernos nuestro espacio.
- - Una Doula que respete a otros profesionales y
nos derive a ellos cuando lo que precisemos exceda sus funciones y/o
conocimientos.
- - Una Doula con quien nos comuniquemos con
confianza, con quien nos sintamos entendidas y en conexión y respete esa
confianza.
- - Una Doula que nos informe sin sesgos de aquello
que le consultemos y, de este modo, podamos
decidir libremente.
Todo ello en una sola persona: en una Doula.