viernes, 22 de mayo de 2015

DISFRUTA: ESTÁS EMBARAZADA

El ser humano está lleno de contradicciones, y eso es algo que se manifiesta claramente cada día en nuestras vidas... Quizás hasta forma parte de nuestro encanto como especie, seguro es parte de lo que nos ha hecho sobrevivir como especie y llegar a lo que somos a día de hoy como tal (sea mejor o peor, pero lo que somos)
Estas contradicciones son visibles en todas las esferas de la vida: en las relaciones sociales a gran escala, de pareja o familiares, en los comportamientos con nosotros mismos... Y, desde luego, las trasladamos como sociedad a través de los sistemas de atención a la población a través de todos los servicios públicos que, al fin, están formados por personas e influenciados claramente también por estas contradicciones tan nuestras.

Una de las esferas vitales en las que más observo, como profesional de la maternidad, estas incoherencias es precisamente la atención a las embarazadas por parte de la sociedad y del sistema de previsión y cuidado de la salud actual de nuestro país.

Cuando pensamos en una embarazada en nuestro país u otros de condiciones socioeconómicas similares, pensamos en una mujer que acude a sus revisiones, hace el ejercicio que se le recomienda, consume los suplementos alimenticios que se le indican y sigue las instrucciones de quienes saben de maternidad pero... ¿qué saben ellos de la maternidad DE ESA MUJER?

Evidentemente, hay cuestiones objetivas que son muy claras porque afectan de modo directo a la salud, como es el consumo de tabaco, alcohol u otras drogas o las carencias alimentarias o de descanso. Cuestiones que, aún así, no siempre se contemplan con la importancia que realmente tienen tanto para mamá como para bebé.
Pero hay otras circunstancias que se tienen menos en cuenta generalmente y que cada día reflejan con más claridad los estudios (esos que parecemos necesitar hasta para demostrar lo que nos ha mantenido vivos como especie), como puede ser el estrés durante el embarazo.

Está claro que hay muchas causas de estres, y es muy común que a una embarazada se le repita una y otra vez eso de: "tú estate tranquila y relájate en el embarazo, que es lo mejor". Pero... ¿realmente facilitamos esa relajación o son palabras vacías?

La buena intención de aconsejar que estén relajadas y tranquilas esta reflejada claramente en esta frase pero... hacemos lo posible como sociedad y como sistema de servicio a la salud para que esto sea así?
Primero... ¿Cómo recibe la mujer los controles prenatales? ¿En qué ambiente y con qué objetivos?
- Es importante tener en cuenta que los controles prenatales habitualmente se realizan en Hospitales, Centros de Salud y Consultas Médicas donde, en muchos casos, se comparte espacio o edificio con personas que tienen una patología del tipo que sea y están centrados en comprobar que nada se desvía de lo esperado en la gestación.
Es indiscutible que el hecho de entrar en un espacio en el que se cura a personas con enfermedades hace que, inconscientemente, asociemos esa situación con una posible patología, que si se siente necesario hacer un control en un espacio dedicado a diagnosticar y curar, relacionamos este hecho con la posibilidad de que haya algo que diagnosticar, algo que curar. Y esto, evidentemente, puede causar un gran estres a la mujer que, claramente, repercute también en su bebé y en la vivencia de su embarazo, de su maternidad.

Fuera del sistema de previsión de salud...¿Cómo mira la sociedad y el mercado laboral a una mujer embarazada?
- Aquí podemos distinguir entre mujeres que son empleadas o trabajadoras por cuenta propia y aquellas que buscan trabajo porque, si bien es cierto que el embarazo se trata dentro de lugares dedicados al diagnóstico y tratamiento, a las mujeres que están trabajando se les repite una y otra vez que no están enfermas, sino que son mujeres sanas y han de poder rendir y producir al nivel que lo hacían antes de su gestación, y hacerlo así hasta el último día de embarazo, sin tomarse días previos al parto. Pero, curiosamente, si una mujer embarazada busca trabajo suele ser rechazada porque se da por hecho que no será igual de productiva que una mujer que no esté embarazada.
Encontramos en esta parte una enorme contradicción... Primero con esa consideración de "salud" que implica que seamos controladas y tratadas en un entorno dedicado a la curación de enfermedades. Y segundo por esa consideración de igual productividad cuando se espera que mantengamos la que hemos tenido antes de nuestro embarazo pero la creencia de incapacidad productiva cuando somos candidatas a cubrir un puesto de trabajo.

Y, por último, en general ¿qué se pide a las mujeres embarazadas?
- Cuando una mujer se queda embarazada, recibe unas directrices... una especie de manual que le indica qué hacer, qué evitar, qué comer, cuándo ir a las consultas, cual y cuanto ejercicio hacer y, en general, una especie de "manual de instrucciones" que, según parece, le garantizará un embarazo sano y feliz. Sin embargo, pese a que se le suelen indicar pasos inamovibles y acotarle las opciones a las que otros consideran mejores para ella y su bebé, se le pide que tome responsabilidad sobre su salud y la de su bebé y tome decisiones sobre ella, ya que es madre y ha de responsabilizarse.
Con esta mirada, con esta dirección del embarazo y de la maternidad, se abre una enorme contradicción que realmente dificulta la libre toma de decisiones de las mujeres embarazadas, la consciencia sobre lo que supone realmente el proceso de toma de decisión, la confianza en que ella tomará siempre las mejores decisiones para ella y su bebé, para su familia... Se contribuye a anular esa conexión con la confianza como especie en nuestra maternidad y nuestra capacidad de maternar.

Es más que evidente que este sistema que tenemos no facilita la toma de responsabilidad sobre nosotras mismas, nuestra salud y la de nuestros bebés, nos lleva a espacios de curación en momentos en los que no necesitamos ser curadas, nos valora como productivas o no productivas según lo que necesita de nosotras y nos da directrices en lugar de darnos información y alternativas sobre las que decidir.
También es claro que este sistema quizás fue necesario en su momento para contribuir a la disminución de la mortalidad materno fetal, pero quizás es el momento de tomar otro modelo, de valorar la maternidad en toda su dimensión social y dar espacio para que esa maternidad pueda confiar realmente en sí misma... En lo que llevamos miles de años haciendo como especie, en lo que nos ha traído donde estamos.

O, tal vez, si no somos capaces de cambiar esa visión, esa necesidad de manejar la maternidad, esa carencia de confianza en ella, quizás es el momento de dejar de decirles a las mujeres "tú estate tranquila y relájate en el embarazo, que es lo mejor" mientras traemos posibles causas de estrés a sus vidas y a las de sus bebés y, al menos de ese modo, empezar a ser coherentes.


Bea Fernández
Doula en todas las etapas de la maternidad,
especializada en Duelo y nuevos caminos maternales.
www.serdoulas.com
Telf: 600218964

viernes, 8 de mayo de 2015

HERRAMIENTAS DE LAS DOULAS

Recientemente una mujer que buscaba espacio donde formarse como Doula me preguntaba qué necesitaba saber una Doula. Creía que debía tener un conocimiento previo de remedios naturales, terapias alternativas, cuidados sanitarios y evaluación psicológica para desarrollar todo eso dentro de un buen acompañamiento pues, si no sabía de todo y manejaba todo, no estaría acompañando adecuadamente.
Lo primero que me atacó fue la sonrisa inicial que me causó el visualizarme a mi misma en un acompañamiento como una especie de cefalópodo con manos que podía atender y resolver 10 cuestiones a la vez y que portaba una enorme mochila llena de artilugios y frasquitos que atendieran cualquier pedido de la persona a quien acompañe. Tras ese momento, y pensando ya en la gravedad y confusión que supone que así se nos vea desde fuera, pensando en que esa imagen nada tiene que ver con lo que supone acompañar como Doula, procedí a explicarle a la mujer con la que hablaba lo que es acompañar... Lo que supone estar junto a una persona desde un modo neutral, objetivo, empático, comprensivo, sin objetivos adicionales a ese estar y sin acciones que se encaminen a conseguir nada más que ese tipo de presencia. 
Evidentemente, esto causó un cambio de visión (o más bien el encuentro con otra visión diferente sobre la que reflexionar) para esta mujer, pero también me supuso una intensa reflexión de camino a mi cotidianidad...

Es evidente que cuando alguien tiene una imagen incorrecta de algo es por alguna base, por algún motivo. Una malinterpretación, un acto o palabra inadecuados o no suficientemente aclarados... algún error ha habido por parte de quien traslada el mensaje o de quien lo recibe, eso está claro. 
Y es evidente que yo no puedo controlar el cómo recibe el mensaje otra persona o lo interpreta, pero sí puedo hacer por clarificar el mensaje que ofrezco, y por ello esta entrada. 

Es común que las Doulas seamos personas curiosas, que buscamos respuestas, caminos u opciones más allá de las que se nos presentan en general porque sabemos que, en muchas ocasiones, esas son las que pueden ayudarnos bien por sí solas o apoyando a las usualmente utilizadas. 
Las Doulas sabemos que no hay un solo camino para la maternidad, para llegar a tener a tus hijos en brazos, que muchas personas llegan por senderos diferentes a los que mayoritariamente se utilizan.

Además, como personas corrientes que somos con un bagaje personal y profesional, podemos tener diversas formaciones anteriores o posteriores a que nos hayamos convertido en Doulas. Así, hay Doulas que pueden ser Economistas, Psicólogas, Matronas, Educadoras, Terapeutas, Asesoras, Publicistas, Periodistas... Y todo ello forma parte de cada una de esas Doulas como personas, es una parte de ellas e influye en sus experiencias y, por tanto, en lo que son. Pero eso no implica que la tarea de la Doula sea utilizar activamente, para solucionar o mejorar una situación, ese conocimiento específico porque, como hemos dicho, el acompañamiento no tiene un objetivo determinado más que el de ofrecer una presencia de Doula a quien acompañamos. 

Hay situaciones en las que esto puede parecer más difuso. Por ejemplo, si una Doula es fisioterapeuta y dentro del acompañamiento de parto hace masajes a la madre para aliviar los dolores de las contracciones, parece que todo está bien... Pero, está esa Doula actuando como Doula cuando ofrece ese masaje o está pasando al papel de Fisioterapeuta? 
Lo vemos? Vemos el cambio?
Quizás se requiera otro ejemplo... Qué sucede si una mujer está de parto pero está muy estresada porque mañana es el último día para presentar la declaración de la Renta y no ha podido hacer nada porque se le ha adelantado el parto? Imaginemos esa situación, que esa mujer estuviera realmente angustiada por ello y que, casualidad, la Doula sea Economista y le pueda hacer allí mismo, la declaración. La Doula saca la calculadora, los papeles y comienza a detallar la renta de la mujer y rellenar formularios. Se ve así más claramente el cambio de papel?

Cuando una Doula acompaña, está acompañando como Doula, no sólo permaneciendo junto a la mujer como lo hacen otras personas y en el momento en el que interviene en la situación de forma activa, se aleja de ses acompañamiento para pasar a ser otras cosas diferentes: Economista, Psicóloga, Matrona, Educadora, Terapeuta... 

Y esto no está mal ni bien si es fruto del acuerdo entre Doula y persona acompañada, pero es importante que ambas partes sepan lo que eso implica. Que intervenir activamente con una técnica o herramienta no es el acompañar de Doula, sino que cumple otro papel al que cada unión de Doula y usuari@ han de darle forma y nombre. 


Bea Fernández
Doula en todas las etapas de la maternidad,
especializada en duelo y nuevos caminos maternales.
serdoula@gmail.com
Telf: 600218964

jueves, 7 de mayo de 2015

DE DOULAS Y TAREAS DOMÉSTICAS

Cada cierto tiempo surge en las redes, los medios y los corrillos del mundo maternal el debate sobre las funciones de la Doula, sobre lo que supone ser Doula y tener una Doula. Y en este debate siempre hay un tema recurrente: las tareas domésticas.

A tal punto llega la insistencia sobre esta cuestión, que periódicamente acabo leyendo o escuchando que cuidar a los otros hijos de una mujer que acaba de parir, lavar sus platos o cambiar sus sábanas son tarea de Doula. Y es que parece que realmente el estar, la presencia, el modo en el que está una Doula no es entendido en su parte esencial y parece que ha de buscársele un complemento que se asemeje más al "hacer" más usual, que nos aleje de ese papel de presencia abierta, neutral, objetiva, empática que somos y nos acerque más a un papel "productivo" en el sentido en el que la sociedad entiende el ser productivo. 

Recientemente escuchaba a una persona que desconocía las funciones y bases de mi profesión decir que si no fregábamos, no cuidábamos niños, no dábamos consejos y no cuidábamos la salud de las madres. Que si no hacíamos nada, por qué íbamos a cobrar. Y digo que es una persona que desconoce el espacio y la forma en la que una Doula acompaña porque si lo comprendiera no haría esa pregunta.
Además del hecho de que los acuerdos sobre pago o no y cantidades son libres entre la Doula y la persona a quien acompaña, tal y como sucede en todas las profesiones que se acogen al libre mercado existente en nuestro país, hay una serie de "motores" que parecen llevar a diferentes personas a este pensamiento. Y hoy quiero hablar de ellos. 

En esta entrada no entraré en detalles referentes a la definición del acompañar de la Doula, pues ya hemos dedicado tiempo y espacio a aclarar lo que somos y cómo lo somos en otras publicaciones, como esta en la que indicamos qué es una Doula. Pero baste decir que las Doulas permanecemos junto a la persona acompañada desde una presencia en escucha activa, empática, sin objetivos sobre esa persona o su vivencia más allá del permanecer a su lado mientras lo desee y con comprensión y conocimiento de las vivencias en las diferentes etapas maternales que acompañamos. Tan sencillo y tan complicado a la vez como eso. 

Sin embargo, cuando reflexiono sobre por qué tanta insistencia con que la Doula ha de hacer tareas del hogar (tareas contra las que nada tengo, simplemente no forman parte de mis labores de acompañamiento como tal, sino que pueden ser cuestiones puntuales que quizás surjan o no), encuentro varias cuestiones diferentes:
- la confusión sobre lo que es la solidaridad para con otra persona que con actos o palabras nos pide que la ayudemos en algún momento. 
Esta solidaridad la ofrecemos a cualquier persona. Es una forma de estar en la vida, una forma de ser. Y puede favorecer el espacio de encuentro de la mujer con su Doula, o su tranquilidad, pero no es una labor de acompañamiento estrictamente. Es algo que ofrecemos como mujeres, como personas. No específicamente como profesionales. 

- la aparente necesidad de la sociedad de que todo tenga una productividad tangible. 
El que nosotras, permaneciendo en nuestro espacio como Doulas junto a quien acompañamos, seamos reflejo de las decisiones libres de la persona, de la familia, y favorezcamos un espacio en el que pueden sentir libertad para desarrollarse no se valora porque, simplemente, no hay un objeto, un informe, o algo tangible que haya reflejado nuestro trabajo. Por ello, cuesta entenderlo quizás incluso dentro de quienes se inician en esta profesión o quienes ya la están intentando ejercer (y digo intentar, porque si esto no es integrado, si esa forma diferente de estar no es valorada, el acompañamiento de Doula es imposible)

- la confusión con Doulas de otros países.
La Doula permanece en escucha activa de la persona a quien acompaña. Y eso supone estar a la escucha de las necesidades de esa persona, pero también de la maternidad de la sociedad en la que la Doula vive. De sus peculiaridades culturales, sanitarias, sociales... Por ello, hay cuestiones que son diferentes entre las Doulas de distintos países pese a la permanencia de la básica: el acompañamiento desde el estar de Doula.

- la confusión con otras figuras que no acompañan, sino que asisten a la mujer, presentes en otros países o el nuestro propio en la maternidad.
El claro ejemplo es la confusión que parece haber con las “kraamzorg” en Holanda, a quienes en nuestro país habitualmente confundimos con las Doulas. 
Estas profesionales tienen formación sanitaria y también relativa a la organización efectiva del hogar a nivel higiénico y sanitario, y en sus funciones está el asistir (que no acompañar como Doula) a la mujer y su bebé durante el posparto. Su prioridad es realizar los controles rutinarios a mamá y bebé durante los primeros días (hasta un máximo de 15 tras el parto) y, si es posible tras ello, mantener un entorno saludable a nivel higiénico y alimentario, fomentando el descanso de la mujer en esos días para su recuperación. 
Evidentemente, nada tiene esto que ver con la Doula, que carece objetivo activo propio salvo el estar mientras sea requerida su presencia. 

Está claro que son estas y otras cuestiones las que parecen planear tras la insistencia de que la Doula ha de realizar tareas domésticas. Pero también lo está que el hacerlas o no entra dentro de la relación íntima que se crea entre Doula y persona acompañada, como lo está el tejer un gorro para el bebé que está por nacer o llevar algún alimento a esa familia en el posparto o en otra etapa. 
Es la parte subjetiva de los acuerdos más o menos hablados o más o menos instintivos entre la Doula y quien acompaña. Pero nunca de las funciones puras y directas de un acompañamiento.

No llevaríais algo rico cocinado a vuestra vecina si estuviera resfriada y tuviérais buena relación? Pues yo también a una mujer, pero eso no lo convierte en mi obligación ni con la vecina ni con las personas a quien acompaño, ni me convierte en cocinera, ni en experta en nutrición... Me convierte en una persona empática.


Bea Fernández
Doula en todas las etapas de la maternidad,
especializada en duelo y nuevos caminos maternales.
serdoula@gmail.com
600218964