A tal punto llega la insistencia sobre esta cuestión, que periódicamente acabo leyendo o escuchando que cuidar a los otros hijos de una mujer que acaba de parir, lavar sus platos o cambiar sus sábanas son tarea de Doula. Y es que parece que realmente el estar, la presencia, el modo en el que está una Doula no es entendido en su parte esencial y parece que ha de buscársele un complemento que se asemeje más al "hacer" más usual, que nos aleje de ese papel de presencia abierta, neutral, objetiva, empática que somos y nos acerque más a un papel "productivo" en el sentido en el que la sociedad entiende el ser productivo.
Recientemente escuchaba a una persona que desconocía las funciones y bases de mi profesión decir que si no fregábamos, no cuidábamos niños, no dábamos consejos y no cuidábamos la salud de las madres. Que si no hacíamos nada, por qué íbamos a cobrar. Y digo que es una persona que desconoce el espacio y la forma en la que una Doula acompaña porque si lo comprendiera no haría esa pregunta.
Además del hecho de que los acuerdos sobre pago o no y cantidades son libres entre la Doula y la persona a quien acompaña, tal y como sucede en todas las profesiones que se acogen al libre mercado existente en nuestro país, hay una serie de "motores" que parecen llevar a diferentes personas a este pensamiento. Y hoy quiero hablar de ellos.
Además del hecho de que los acuerdos sobre pago o no y cantidades son libres entre la Doula y la persona a quien acompaña, tal y como sucede en todas las profesiones que se acogen al libre mercado existente en nuestro país, hay una serie de "motores" que parecen llevar a diferentes personas a este pensamiento. Y hoy quiero hablar de ellos.
En esta entrada no entraré en detalles referentes a la definición del acompañar de la Doula, pues ya hemos dedicado tiempo y espacio a aclarar lo que somos y cómo lo somos en otras publicaciones, como esta en la que indicamos qué es una Doula. Pero baste decir que las Doulas permanecemos junto a la persona acompañada desde una presencia en escucha activa, empática, sin objetivos sobre esa persona o su vivencia más allá del permanecer a su lado mientras lo desee y con comprensión y conocimiento de las vivencias en las diferentes etapas maternales que acompañamos. Tan sencillo y tan complicado a la vez como eso.
Sin embargo, cuando reflexiono sobre por qué tanta insistencia con que la Doula ha de hacer tareas del hogar (tareas contra las que nada tengo, simplemente no forman parte de mis labores de acompañamiento como tal, sino que pueden ser cuestiones puntuales que quizás surjan o no), encuentro varias cuestiones diferentes:
- la confusión sobre lo que es la solidaridad para con otra persona que con actos o palabras nos pide que la ayudemos en algún momento.
Esta solidaridad la ofrecemos a cualquier persona. Es una forma de estar en la vida, una forma de ser. Y puede favorecer el espacio de encuentro de la mujer con su Doula, o su tranquilidad, pero no es una labor de acompañamiento estrictamente. Es algo que ofrecemos como mujeres, como personas. No específicamente como profesionales.
- la aparente necesidad de la sociedad de que todo tenga una productividad tangible.
El que nosotras, permaneciendo en nuestro espacio como Doulas junto a quien acompañamos, seamos reflejo de las decisiones libres de la persona, de la familia, y favorezcamos un espacio en el que pueden sentir libertad para desarrollarse no se valora porque, simplemente, no hay un objeto, un informe, o algo tangible que haya reflejado nuestro trabajo. Por ello, cuesta entenderlo quizás incluso dentro de quienes se inician en esta profesión o quienes ya la están intentando ejercer (y digo intentar, porque si esto no es integrado, si esa forma diferente de estar no es valorada, el acompañamiento de Doula es imposible)
- la confusión con Doulas de otros países.
La Doula permanece en escucha activa de la persona a quien acompaña. Y eso supone estar a la escucha de las necesidades de esa persona, pero también de la maternidad de la sociedad en la que la Doula vive. De sus peculiaridades culturales, sanitarias, sociales... Por ello, hay cuestiones que son diferentes entre las Doulas de distintos países pese a la permanencia de la básica: el acompañamiento desde el estar de Doula.
- la confusión con otras figuras que no acompañan, sino que asisten a la mujer, presentes en otros países o el nuestro propio en la maternidad.
El claro ejemplo es la confusión que parece haber con las “kraamzorg” en Holanda, a quienes en nuestro país habitualmente confundimos con las Doulas.
Estas profesionales tienen formación sanitaria y también relativa a la organización efectiva del hogar a nivel higiénico y sanitario, y en sus funciones está el asistir (que no acompañar como Doula) a la mujer y su bebé durante el posparto. Su prioridad es realizar los controles rutinarios a mamá y bebé durante los primeros días (hasta un máximo de 15 tras el parto) y, si es posible tras ello, mantener un entorno saludable a nivel higiénico y alimentario, fomentando el descanso de la mujer en esos días para su recuperación.
Evidentemente, nada tiene esto que ver con la Doula, que carece objetivo activo propio salvo el estar mientras sea requerida su presencia.
Está claro que son estas y otras cuestiones las que parecen planear tras la insistencia de que la Doula ha de realizar tareas domésticas. Pero también lo está que el hacerlas o no entra dentro de la relación íntima que se crea entre Doula y persona acompañada, como lo está el tejer un gorro para el bebé que está por nacer o llevar algún alimento a esa familia en el posparto o en otra etapa.
Es la parte subjetiva de los acuerdos más o menos hablados o más o menos instintivos entre la Doula y quien acompaña. Pero nunca de las funciones puras y directas de un acompañamiento.
No llevaríais algo rico cocinado a vuestra vecina si estuviera resfriada y tuviérais buena relación? Pues yo también a una mujer, pero eso no lo convierte en mi obligación ni con la vecina ni con las personas a quien acompaño, ni me convierte en cocinera, ni en experta en nutrición... Me convierte en una persona empática.
Bea Fernández
Doula en todas las etapas de la maternidad,
especializada en duelo y nuevos caminos maternales.
serdoula@gmail.com
600218964
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