martes, 27 de octubre de 2015

SON MIS ZAPATOS, NO LOS TUYOS

Hace un tiempo me casé. Sí, las etapas de esta vida me llevaron a casarme con quien creía que estaría siempre compartiendo mi vida y, pese a que no fue así, estoy muy agradecida por esa vivencia y por esa persona.

El caso es que, como toda novia, preparaba ese día con inmensa ilusión. Iba a ser un día único en mi vida y mimaba cada detalle porque sería irrepetible. Quería que todo fuera perfecto y había mucho que hacer y que elegir.
Desde las flores, lugar y tipo de ceremonia, vestido, invitados... y entonces, un día, me di cuenta de que no tenía zapatos aún y faltaba muy poco para la fecha de la boda. Me estresé mucho, porque realmente no tenía mucha idea de zapatos de novia y lo que había visto por ahí me había asustado un poco, la verdad tanto en cuanto a diseño como a precio. Además, mi presupuesto no me permitía errores ni segundas compras, por lo que solo tendría una opción para comprar los zapatos ideales.

(ya sé que a estas alturas estáis pensando que me ha cambiado al sector de la moda, pero os pido que sigáis leyendo y veréis como todo tiene sentido)

Pensé lo que era importante para mi: que fueran bonitos... Sí, eso era importante porque se verían bajo el vestido que con tanto mimo había elegido y pedido reformar a mi gusto. También que fueran cómodos, eso sí, pues eran muuuuuuchas horas de pie y no pensaba quedarme parada después de la cena. Quería disfrutar el día hasta la mañana siguiente sin problemas. Y, claro, estaba el tema del presupuesto. Debían adecuarse a él. Era lo que había, y era limitado porque se me había escapado ese gasto de mi cálculo.

Ordenadas mis ideas sobre los zapatos ideales, pensé que sería bueno que alguien más experto que yo me acompañara a comprarlos, por lo que llamé a una amiga que se había casado hacía poco y que mantenía toda esa sabiduría sobre bodas y sus entresijos que las personas atesoran cuando preparan su boda desde el principio. Un cúmulo de conocimientos sobre tiendas, precios, cuestiones prácticas y consejos. Ella lo había vivido y sabría orientarme seguro!

Encantada, accedió a acompañarme. De hecho, para ella era en parte como revivir la ilusión de su propia boda y, por otra parte, era muy halagador que yo confiara uno de los secretos de la boda en ella... y que le pidiera estar conmigo!

Pasamos la tarde recorriendo tiendas en Madrid. Tiendas de novias, especializadas en calzado para
novias, zapaterías normales... Y al fin, al borde de la desesperación, en una de ellas encontré los zapatos que había descrito a mi amiga días atrás! Los que había visualizado! "Son estos, son los tuyos!", reconoció ella rápidamente.
Pero yo estaba en otro planeta, enamorada de otros zapatos que reposaban cerca de aquellos que encajaban perfectamente con lo que había deseado hasta ese momento. Los que me atraían tanto como para hechizarme no eran lo pensado, sino unos preciosos zapatos de tacón infinito en color blanco roto, forrados y un poco más caros de lo presupuestado... Realmente no encajaban con lo que yo había imaginado y deseado antes, pero ahora eran lo que yo quería. Quería esos zapatos aunque tuviera que descalzarme a ratos para bailar!

Inmediatamente mi amiga me empezó a recordar lo que yo deseaba al empezar la búsqueda, las razones más que lógicas que le había dado para elegir los zapatos cómodos y no los que se habían convertido en el objeto de mis anhelos. Con toda su buena intención, me recordó cada palabra mía, cada motivación y circunstancia, que habíamos recorrido más de 15 tiendas de todo Madrid para encontrarlos y que ahora al fin los tenía delante y no podía dejarlos ir. Que ya los tenía casi en mi mano, que tenía en mi mano lo que había deseado que, además, era lo mejor que podía elegir de modo lógico.
- Tienes estos en el 38?
Así, con voz apagada pero amable pedí los zapatos cómodos, los imaginados. Y los que me enamoraron se quedaron en la estantería de esa tienda, en espera de otra novia que decidiera quizás por sí misma permitirse caer en profundo hechizo y olvidarse de las expectativas que traía antes.

Con el tiempo, sigo recordando aquellos zapatos y cuanto me costó renunciar a lo que deseaba en ese momento, cuan presionada me sentí y poco autorizada a cambiar mis decisiones previas para adecuarlas a lo que sentía en ese momento...
Eran mis zapatos, no los suyos. Y no tenía derecho a presionarme ni siquiera con los deseos que yo antes había expresado. Mi amiga ese día me robó los zapatos sin saberlo, desde el amor que me profesaba y con la mejor intención.

Recuerdo esta historia cada vez que alguien me dice que como Doula he de recordar a la mujer en su parto las cosas que deseaba para ese momento... Ella las sabe, ella las eligió, y ella elije en cada momento, vaya esto o no en contra de sus deseos iniciales. Son sus zapatos, no los míos. 
Por eso si alguna vez alguien os dice que no podéis ir en contra de lo que deseábais previamente, recordad aquellos preciosos zapatos, aquella novia que renunció a ellos y daos permiso para simplemente seguiros y escucharos más allá de expectativas, planes o consejos. 

Elegid vuestros zapatos, porque vosotras los llevaréis. 


Doula
Telf: 600218964


jueves, 22 de octubre de 2015

JIMENA, TRES AÑITOS DESDE LAS ESTRELLAS

Hoy la familia de la pequeña Jimena, como cada día desde que se despidieron, la recuerda y la añora. La ama y la sueña... pero hoy, en el tercer cumpleaños de Jimena, han deseado que ese amor y ese recuerdo llegara no sólo a Jimena, sino a todas las familias que pasan por el momento de despedir a sus bebés y comenzar el camino del dolor al amor...

Besos soplados al cielo para la linda Jimena en su cumpleaños y cada día, junto a las palabras de su familia en el día especial que es hoy.

Feliz cumpleaños, Jimena.




Sueño que te acurrucas en mis brazos cada noche y que pones tu carita preciosa junto a la mía...


Sueño que el tiempo ya no importa y que por fin ya nada, ya nadie, nos va a separar jamás....




Tres años sin nuestra pequeña Jimena.
Con todo el amor de tu familia. Te queremos siempre.




viernes, 2 de octubre de 2015

CARTA DE UNA DOULA A UNA MUJER...

Querida mujer,

Hemos hablado por teléfono hace poco, pero he sentido la necesidad de escribirte. Espero que no te parezca un atrevimiento excesivo por mi parte, pero creo que es importante que sepas ciertas cosas.

Como sabes soy Doula. Y me has llamado para que esté en tu parto, algo que me llena y me hace sentir muy feliz. Pues la maternidad es mucho más que mi trabajo, es mi vida. 
Lamento haber tenido que decirte que no podría estar como deseabas, pero es que lo que tú buscas para tu parto no es una Doula, sino una Matrona o una Partera tal vez. 

Quizás alguien te haya trasladado que puedes estar acompañada en tu parto por un/a profesional que no es profesional sanitario ni está formad@ en atención al parto, pero esa figura que de la que te han hablado en ningún caso es una Doula, pues las Doulas no tenemos papel "activo" en los partos. No podemos valorar como evoluciona aunque nos lo pidas, ni mirar tu dilatación aunque quieras que lo hagamos, ni evaluar tu estado de salud o el de tu bebé durante el parto para poder trasladarte si algo está saliendo de la seguridad habitual del proceso de parto fisiológico con toda la información y que puedas decidir y tomar las riendas. 
Todo eso lo hacen l@s profesionales que lo tienen como misión, que están formad@s para ello y que asumen esa responsabilidad y papel en los partos: Matronas, Ginecólog@s y/o Parteras, dependiendo del país en el que te encuentres y la disponibilidad de profesionales que tengas. 

La Doula que acompaña un parto en el que no se encuentra ese tipo de profesional no está actuando dentro de la buena praxis profesional, sino que está tomando un papel que está lejos de ser el que nos corresponde, un papel activo que va contra el acompañamiento en sí.
Acompañar es estar a tu lado, junto a ti mientras recorres tu camino y tomas tus decisiones. Nunca puede implicar tomar responsabilidad alguna en tu maternidad, nunca puede implicar aconsejarte, nunca puede implicar que dependas de mi... nunca puede implicar que yo actúe influyendo activamente en tu parto o tu maternidad porque sería como tomar parte de ella, y es solo tuya.

La Doula acompaña tus decisiones y caminos, y para ello hemos de respetarlos. Y créeme que yo respeto la opción libre y consciente que tomas en este momento en el que decides no contar con un/a profesional sanitari@ en el momento de tu parto. Y, a la vez, respeto lo que implica el acompañamiento real y también mi trabajo como Doula. Y es por estas dos últimas cuestiones por las que me veo obligada a decirte que no... que no puedo estar en tu parto como Doula aunque me encantaría vivir ese momento tan especial contigo y con tu familia como deseabas que hiciera.

Por eso te escribo a ti, mujer. Que quizás encuentres alguien que te diga que es Doula y acepte acompañarte sin ningún tipo de personal sanitario a tu lado. Y puede hacerlo por mil motivos: que no te sientas sola, que puedas sentirte arropada en tus decisiones, que no puedas sentir que no respeta tu decisión, tal vez esa persona que se hace llamar Doula no tiene claro lo que significa acompañar de verdad o la creencia de que haciéndolo no está tomando parte de tu parto... pero lo está haciendo. Y eso, querida mujer, no es un acompañamiento de Doula. 
Puedes llamarlo Partera si quieres, o de cualquier otro modo. Pero no es una Doula la que hace eso. 

Por eso, si buscas una Doula de verdad, que sepas que no te acompañará en tu parto si no hay un/a profesional formad@ en la atención al parto junto a ti. 

Por eso, si buscas una Doula de verdad, si lo que sientes que necesitas es el acompañamiento de una Doula, aquí me tienes sin duda. 


Un enorme abrazo. 

Bea Fernández.