viernes, 25 de abril de 2014

BUSCANDO DOULA... ¿CÓMO?

Muchas veces nos hemos preguntado como mujeres y como madres cual sería el modo de elegir una Doula. Y siempre, como mujer, madre y Doula, he pensado en crear un texto, algún tipo de ayuda o “decálogo” para buscar la Doula que deseamos.
Lo cierto es que siempre he pensado que al fin cada mujer encuentra su Doula y a cada Doula llegan las mujeres que han de llegar y por ello nunca había escrito algo así. Pero últimamente estoy encontrando textos, afirmaciones y “mezclas” que ayudan a la confusión y a que la mujer que busca Doula no sepa realmente si lo que ha encontrado es una Doula o no… Y es fundamental distinguir a la Doula de aquella mujer que utiliza el nombre de la Doula para definirse pero dista mucho de ser una acompañante emocional por diversos motivos.

De entrada, es básico explicar que las Doulas somos eso: acompañantes emocionales en la maternidad. No somos más ni menos… No somos personal sanitario, terapeutas, psicólogas, educadoras, instructoras ni asesoras o consejeras. Quien hace alguna de esas tareas durante un acompañamiento no es una Doula o no está actuando como Doula. Quiere esto decir que no hemos de buscar una Doula que sea también ninguna otra cosa que no sea Doula como valor añadido, del mismo modo que no buscamos un Contable que sea Cocinero además o un Mecánico que también sea Decorador de interiores. Si lo es, si la Doula es otras cosas, perfecto. Pero siempre que lo sea fuera del acompañamiento para que no interfiera en el mismo y sea un acompañamiento real.

Buscamos una Doula, y las Doulas en su formación tienen incluidos los conocimientos necesarios para ejercer su labor, tanto respecto a embarazo como a parto, posparto, lactancia o crianza, entre otras cuestiones. Todo lo que sean cuestiones más específicas sobre algún tema, la Doula ha de derivarlas a quien corresponda, bien sea Matrona, Asesora de Lactancia, Terapeuta, Fisioterapeuta, Psicólogo… Porque salen de las funciones de la Doula y han de ser atendidos por quien tiene la formación adecuada y fundamenta su labor en esas áreas.
Porque sí, las Doulas se forman (nos formamos) y esta es una cuestión importante a tener en cuenta: ¿dónde y cómo se ha formado nuestra Doula?
Evidentemente, hay Doulas que no tienen una formación específica en la profesión porque empezaron antes de que tal cosa existiera, son las más veteranas de nuestro país y han ido recopilando formación en unos y otros lugares. Pero a día de hoy existen formaciones específicas para ejercer la profesión y, aunque no son regladas, comparten en su mayoría un programa muy similar que abarca embarazo, parto y posparto como mínimo, ofreciendo conocimientos básicos sobre fisiología de los procesos maternales y mucho más profundos sobre lo que emocionalmente suponen esos procesos, su comprensión y los posibles caminos que los mismos pueden abrir para una mujer, así como las necesidades de las mismas y cómo acompañarlas y atenderlas. Estos aspectos, aplicados a todos y cada uno de los procesos y etapas maternales, son los que atañen a la Doula y sus funciones, quedando excluídas terapias, aspectos médicos, medios de diagnóstico, tratamientos del tipo que sea y otras herramientas físicas o psicológicas que nada tienen que ver con la función de la Doula en la maternidad, sino con las de otros profesionales. Y que, si bien la Doula puede conocer, no han de ser criterio de elección porque no atañen al acompañamiento emocional.

Porque… ¿qué es el acompañamiento emocional? Esta es la clave para elegir una Doula: saber qué necesitamos de ella. La Doula no nos aconseja ni nos guía, no nos diagnostica ni nos trata, no interfiere en nuestras decisiones ni las valora como buenas o malas. La Doula nos valida en nuestro ser y sentir, nos da espacio para sentir y desarrollarnos en cada momento, nos apoya con una escucha activa y desde la comprensión. Desde la comprensión de la etapa que vivimos en general y de nuestro momento personal en particular.
No enseñándonos a respirar, movernos, ingerir este u otro remedio, hacer este u otro masaje, o aplicándonos esta u otra terapia… No dirigiéndonos hacia esta u otra maternidad…  Sino respetándonos de verdad, empoderándonos con ese respeto ofrecido desde la escucha y la comprensión, y desde ese espacio para expresarnos y crecer hacia donde deseemos cuando sintamos que queremos hacerlo. O, mejor dicho, favoreciendo que nosotras nos empoderemos.

La Doula respeta a los otros profesionales que nos atiendan y nos ofrece la confianza para que sintamos que podemos decidir de verdad. Nos ofrece herramientas e informaciones para que podamos hacerlo libremente, siguiendo nuestro deseo, alcanzando nuestro poder y nuestra libertad… La Doula está…

Así que en una Doula qué debemos buscar:
-          - Una Doula que sea Doula, dejando a un lado otros posibles conocimientos o profesiones paralelas.
-          - Una Doula que nos informe claramente de cómo trabaja, cómo y cuánto cobra o hasta dónde puede llegar en sus funciones.
-        -  Una Doula que conozca y comprenda las distintas etapas maternales.
-         - Una Doula que escuche desde la comprensión y el respeto para poder ofrecernos nuestro espacio.
-         - Una Doula que respete a otros profesionales y nos derive a ellos cuando lo que precisemos exceda sus funciones y/o conocimientos.
-         - Una Doula con quien nos comuniquemos con confianza, con quien nos sintamos entendidas y en conexión y respete esa confianza.
-         - Una Doula que nos informe sin sesgos de aquello que le consultemos y, de este modo,  podamos decidir libremente.


Todo ello en una sola persona: en una Doula.

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