lunes, 13 de julio de 2015

EL VIOLENSELFIE: NUEVA MODA EN LOS PARITORIOS

Que en una sociedad aparezcan diferentes tipos de violencia es algo que parece que tenemos asumido. Pero que estos individuos llamen la atención solo de una parte de la sociedad porque el resto no vea en los actos de estos violentos nada negativo es lo que debería ponernos los pelos de punta realmente, o al menos a mi me produce ese efecto.

Las redes sociales, tan positivas para estrechar lazos y ayudar en la comunicación entre personas de diferentes lugares del mundo, han creado un espacio donde la violencia se expone con vergonzosa frecuencia e impunidad. Violencia en todas sus vertientes campa a sus anchas y, expuesta, se normaliza y banaliza: física, psicológica, atentados contra la intimidad, contra el honor, violencia pasivo-agresiva, verbal, disfrazada de idealismo o cuidados hacia otros... Violencia en definitiva, con consecuencias siempre negativas aunque con matices distintos. Violencia que encuentra nuevos caminos para mostrarse y retratarse en público en el ámbito de las nuevas tecnologías y que las aprovecha para normalizarse, e incluso para hacerse "graciosa" ante el público que la observa impasible, incluso sonriente y, en algunos casos, simplemente en estado de shock.

Parece que cada vez estamos más anestesiados como sociedad... Nos recortan libertades quienes deberían velar por ellas, nos roban quienes nos deberían llevar al progreso, nos insultan y dominan quienes deberían estar a nuestro servicio, nos agreden quienes deberían acompañarnos en nuestro desarrollo... Y así hasta el infinito. Siempre aprovechando esta sociedad en la que el poder parece ser el que marca las normas (económico, político, físico, psicológico o del tipo que sea ese poder)
Siempre tratando de utilizar algún tipo de poder sobre los demás y, a ser posible, de mostrar que así lo hacemos porque podemos hacerlo, duplicando así el maltrato sobre aquel ser al que dominamos en ese acto de sometimiento.
Leído, nos puede parecer que nadie hace ese tipo de cosas entre las personas que nos rodean pero yo pregunto... Cuantas veces hemos impuesto nuestro criterio al de nuestros hijos respecto a cosas que no son tan importantes y lo hemos contado como un logro a otros?
"Se quería poner la camiseta de rayas con el pantalón de flores. Es que estos niños son la leche! Encima, berrinche de media hora cuando no le dejé y le dije que hoy no elegía él la ropa porque iba a ir hecho un payaso y todos se reirían de él".
Cuantas veces hemos ridiculizado a nuestros mayores por no saber utilizar algo?
"Es que mi madre no se entera con el móvil nuevo! Es que ya cuando están muy mayores no se aclaran y se ponen patosos".
Cuantas veces hemos recibido invalidaciones a nuestras decisiones como madres por parte de quienes nos debían ayudar y apoyar?
"Es que tú no sabes lo que duele el parto, verás luego cuando llores por la epidural. Mira, te la ponemos ya y así te lo ahorras, porque creeis que esto es un paseo y luego os quejáis y veis cómo teníamos razón".

El poder nos ubica en un espacio superior al de la persona sobre quien lo ejercemos, nos hace parecer mejores de lo que realmente somos (y digo parecer porque en realidad, por dentro, nos hace menos sabios, menos capaces...) Y siempre lo ejercemos sobre quienes creemos que son inferiores a nosotros de modo cotidiano o en momentos concretos.

Y esa es la gran cuestión... por qué creemos a otros menos importantes o capaces que nosotros? Por qué tenemos la necesidad de sentirnos superiores a otros? Qué sucede para que sintamos ese impulso de dominar, incluso de modo inconsciente? No tengo respuestas únicas a estas preguntas, pero sí me choca, dentro de esas mismas preguntas, el por qué personas que están a nuestro servicio deciden ejercer poder sobre nosotros en momentos en los que lo que deberían hacer es cuidarnos y trabajar por y para nosotros?
Esta es una de las claves de uno de los tipos de violencia que más debate ha generado en los últimos tiempos: la violencia obstétrica.

La violencia obstétrica convierte a cuidadores en verdugos, en peligro para quienes deberían ser atendidos por ellos. Afecta a todas las esferas presentes y futuras de quien la sufre, vive oculta, camuflada en la normalidad de la invalidación de las mujeres y sus decisiones, en la anulación de la capacidad de las mujeres para ser valiosas por sí mismas, de decidir por sí mismas... o en su intento al menos.

Violencia obstétrica es no escuchar y respetar las decisiones de las mujeres, no ofrecerles una información completa intencionadamente para que no puedan decidir libremente, afirmar que las mujeres no saben lo mejor para ellas en cada momento de su vida sexual o reproductiva, realizar maniobras o tratamientos que no les hayan sido informados adecuadamente, intentar convencerlas de que no son capaces de vivir su maternidad y tomar las mejores decisiones en ella sin nosotros, obligarlas más o menos directamente a tomar una decisión o realizar algo que no desean, vulnerar su derecho a la intimidad... Todo ello es violencia obstétrica y mucho más.

Por ello, cuando veo un selfie de un profesional sanitario mostrando el cuerpo de una mujer de parto y haciendo comentarios que pretenden ser graciosos sobre ella o cualquier otra mujer a quien haya atendido mi alarma se dispara, se encienden todas las defensas posibles y vuelvo a cuestionarme, una vez más, qué tipo de sociedad tenemos, qué sociedad estamos creando para que un profesional que debe velar por el bienestar de una mujer en su parto y nacimiento de su bebé decida que tiene derecho a exponerla, a comentar sobre ella o cualquier otra... qué le da derecho a vulnerar la intimidad de esa mujer o cualquier otra? Y... qué sucede con nuestra sociedad para que a alguien, el porcentaje de personas que sean, no se vea alarmado por esta situación.

Personalmente no callo, no otorgo, no normalizo y no asiento... Ni una agresión más amparada en las redes o la impunidad social... Habla ahora, muéstrate y no dejes que te digan que no sabes, no puedes, no vales, no llegas... Son ellos los que no saben, pueden o valen, los que necesitan agredir para sentir que son algo. Son ellos los que no tienen poder, tú eres poderosa.


Bea Fernández
Persona, Mujer, Madre, Doula...
Telf: 600218964



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