lunes, 24 de agosto de 2015

RECHAZAR LA LACTANCIA DE MI BEBÉ TRAS UN ABORTO

Recuerdo la primera vez que oí hablar del agitamiento de la lactancia o del amamantamiento. Me pareció de entrada chocante llegar a tener incluso sentimientos de rechazo por un hijo, pero luego, dejándome ir al lugar de las mujeres que así lo sentían, a la parte de especie, biológica pura, comprendí lo que podían experimentar y mi visión de la situación se convirtió en más completa, más clara, más objetiva... Las entendí.

Tiempo más tarde, acompañando a una mujer en el posparto de su segundo bebé, llegó a mi la oportunidad de estar junto a ella en ese proceso, en ese sentir y en esa lucha interior que tan dura le resultaba.
Recuerdo que decía no entenderse a sí misma: "pero si soy una madre de lactancia, porteo y apego! por qué rechazo a mi hijo... que sólo tiene 2 años y medio?". Recuerdo también su consuelo al sentir que no estaba loca, saber que eso podría suceder y no la convertía en mala madre o mala persona... Simplemente la convertía en una madre más, una mujer más, con sus propias experiencias y emociones. Tan válidas como las de las demás mujeres y madres.
Puedo recordar la vergüenza con la que escondía el tema incluso de su pareja. Temerosa de ser juzgada por las personas, como ella decía, "de uno u otro bando". Y recuerdo claramente mi sentir doloroso, casi enrabietado, por vivir en una sociedad en la que todo el mundo espera que cumplamos SUS expectativas y nos sintamos como ellos creen que debemos sentirnos y nos comportemos como ellos deciden que es mejor para nosotras...

Tras esta mujer, la historia se repitió en diferentes ocasiones. Distintas mujeres llegaron a mi con ese sentir, esa experiencia, esa vergüenza por sus emociones... Esa mujer fue la primera, pero el agitamiento de la lactancia siguió llegando a mi de vez en cuando. y lo seguí explorando...

Al tiempo, comencé a especializarme en duelo por pérdidas prenatales/neonatales y nuevas
maternidades tras ellas. Maternidades nuevas, y plenas de emociones que suben y bajan aún más de lo que es habitual en una maternidad, maternidades en las que se mezcla ilusión, temor, bloqueo, deseo de fluir, apertura, necesidad de permanecer cerradas al mundo... Ay, cuánto y qué variado sucede en una maternidad tras la pérdida de uno o varios bebés!
Tanto sucede que, como en el resto de las maternidad, o más aún si cabe, todo se centra en el embarazo y el parto. En cómo se siente la madre y la pareja si la hay, en cómo ayudar a superar esos temores y ese dolor que a veces nos atenaza... Y, claro, una vez pasado el embarazo y el parto... ya está, no? Ya eres feliz con tu bebé, no?

Por experiencia personal y por revisión y aprendizaje profesional yo sabía que eso no era así, que el que desees mucho tener a tu bebé o hijo no garantiza en absoluto un 100% de felicidad en un 100% de los momentos de tu maternidad. Y, de hecho, lo que parece que sí garantiza es que se te elimine el derecho a quejarte, a pensar que no puedes más, a sentir que no llegas a lo que querrías o que esto no es lo que esperabas.
Si una mujer en posparto en general parece no tener derecho a sentir o (el Dios/a a que cada cual rece no lo permita) expresar algo similar.

Así, acompañando mujeres y familias tras una pérdida, descubrí los claroscuros del posparto de un bebé arcoiris. Los sentimientos de culpabilidad por el mero hecho de sentirse menos felices de lo que se esperaba, o por verse superadas por una crianza y un posparto que parecían abrir la puerta (y de hecho lo hacían) a todos esos duelos que no sabían que tenían pendientes: el duelo por los primeros cuidados, por ver su primera sonrisa, por esa primera vez que les regalamos un masaje, la primera vez que tenemos de verdad tiempo y energía para verles dormir plácidamente sin caer rendid@s nosotr@s, el duelo por toda la ropita que elegimos... el duelo por todas las cosas que no haremos jamás con ese bebé que partió de nuestros brazos o de nuestro cuerpo de un modo que no deseábamos pero que siempre será nuestro bebé. Parte de nuestra familia.

Y así, sin comerlo ni beberlo... escuchando a las madres, sintiendo a las madres, dando espacio a las madres... me lo encontré: el duelo por la lactancia no vivida con el primer bebé!
Resultaba que no era yo la única persona en el mundo a quien amamantar a mi hija le creaba sentimientos contradictorios en los que entraba una profunda tristeza porque eso mismo, como sucedía con muchas otras cosas cotidianas, no podría hacerlo nunca con su hermana...
No fue mi caso, pero encontré madres a quienes esa lactancia de ese bebé les causaba tal contradicción que sentían algo sospechosamente parecido al agitamiento de la lactancia... Pero con el añadido de que al que rechazaban era al bebé que tenían en brazos y que, por supuesto, no tenían derecho a expresar semejante cuestión antinatura en ningún espacio de personas respetables... Habrase visto semejante mala madre!

Pues no... no es una mala madre, no es una mala persona, no es más que un duelo dentro de otro duelo, dentro de un posparto, dentro de una lactancia... un golpe de realidad que nos enfrenta a todo lo que jamás tendremos con ese bebé que marchó, que murió físicamente. Es un golpe de realidad de "todo lo que me he perdido", como muchas de ellas dicen. El enfrentarse a la realidad de lo valioso que es para ellas todo lo que no será nunca posible... Y la lucha entre eso y el deseo de disfrutar, el instinto de vivir esta nueva maternidad en medio de toda esa marea emocional con olas que cuesta mucho remontar cada día, en cada vivencia, y más si no encuentran un espacio donde expresarlo, si no encuentran una persona que no les diga que están locas, que eso es irreal, que no pueden sentirlo... si no encuentran una persona que les diga que las puede acompañar en ese momento o que pueden buscar ayuda porque está bien hacerlo, porque no es vergonzoso ni negativo reconocer lo que se siente. No las convierte en peores madres... Las convierte en mujeres, en personas...

Si lo habéis sentido, si vosotras o vuestras parejas habéis sentido contradicción en esos momentos, en ese posparto y esa cranza, o en esa lactancia, que sepáis que no estáis sol@s... Que no sois malas madres o padres ni malas personas. Que no sois desagradecid@s ni valoráis menos la vida de este nuevo ser que ha llegado a vosotr@s...

Estamos aquí...


Doula y madre
Telf: 600218964

No hay comentarios:

Publicar un comentario