jueves, 16 de abril de 2015

TE SOÑÉ, TE ENCONTRÉ, TE AMÉ...

En ocasiones las madres y padres sueñan e imaginan (soñamos e imaginamos) a su bebé antes de nacer. Cómo será, qué cosas hará, a quién se parecerá... ¿Tendrá el hoyuelo de papá? ¿Las largas y lindas pestañas de mamá? ¿Las manitos redondas de su hermano?... Pero en pocas ocasiones (salvo que tengan experiencia propia o cercana al respecto) imaginan un pequeño con algún tipo de limitación, síndrome o problema de salud.

Con los avances del diagnóstico prenatal ya pocas cosas cogen por sorpresa a las familias en este sentido en nuestra sociedad, pero en ocasiones algo no se encuentra, algo no se detecta... Y desde ahora, con la nueva ley del aborto de nuestro país, serán mucho más abundantes los casos en los que una familia reciba a un bebé que no esperaban.

Cuando una madre, una familia, se encuentra con ese bebé que ama tanto es una inmensa felicidad
pero también muchas otras cosas entran en juego. Emociones encontradas, shock, negación... Todo un duelo por ese bebé que esperaban pero que no es como habían imaginado... Un cambio absoluto en la abstracción que de su bebé se habían hecho y que habían empezado a amar profundamente mucho antes de su nacimiento. Y el comienzo del amor más intenso aún por ese pequeño que acaban de sentir cerquita y que les necesita quizás también mucho más de lo que esperaban...

Hoy no seremos nosotras quienes hablemos, hoy serán los testimonios y un extracto de una revisión realizada en Colombia y titulada "Síndrome de Down. Experiencia maternal de crianza: Entre alergías y tristezas."

Nuestra conclusión es clara. Nadie puede culpar a una madre, a una familia, por sentir que no pueden con una situación concreta, por sentir que no están preparados para los cuidados especiales e intensivos que puede requerir su hijo, por sentir que todo les desborda mientras su pequeño les llama y ellos quizás no consiguen reaccionar como querrían o como los demás esperan. Nadie puede culpar a una familia por vivir un shock, por vivir un proceso de duelo por todo lo que esperaban y que no ha llegado y una adaptación por algo tan importante como es el estado de salud y las necesidades de su bebé...
Un posparto requiere mucho, implica mucho, abarca todas las esferas de la persona... Pero un posparto con un bebé que nos necesita aún más, que no esperábamos... ¿Quién puede juzgarlo? Es una situación sin cobardes ni valientes, sin correcto o incorrecto absolutos... Una vivencia en la que simplemente las madres y familias se entregan a la situación y navegan el oleaje como pueden... Lo mejor que saben.

Imagen extraída de www.bloghoptoys.es
A todas esas madres, a todas esas familias, a todos esos pequeños sólo podemos agradecerles por enseñarnos que hasta las tormentas más intensas pueden acabar en una bella playa bajo el sol, que todas las experiencias nos hacen lo que somos, que los héroes más abundantes y más reales son los que cada día hacen lo mejor que pueden con lo que ha llegado a su vida, que el amor es lo único que cuanto más se usa más abundante es... Gracias.

-El encuentro con el hijo

Las madres del estudio emprenden la crianza como una experiencia dolorosa y triste, tratan de encontrar una explicación a dicho nacimiento en lo humano y hasta en lo divino; sin embargo surge un vínculo afectivo que hace posible sobrepasar la tristeza. La familia en este aspecto desempeña un papel fundamental, la mayoría de las familias logran fortalecerse, aunque unas pocas no pudieron mantenerse unidas y se desintegraron.

Eso era un caos para todos, eso es muy difícil, toda la familia sufrió con el nacimiento,…”

-Los duelos: superación y permanencia.

Las reacciones que tienen las madres frente a la pérdida de ese hijo ideal y soñado, corresponde al duelo. Para las madres de esta investigación, las primeras reacciones son de incredulidad, seguidas de tristeza. Sin embargo ellas mantienen la duda en relación con el diagnóstico, con la esperanza y deseos de que el cariotipo les reporte que no tiene el Síndrome, y luego con el resultado se enfrentan a una realidad.
Las madres refieren que esa tristeza la manifiestan principalmente con llanto, sin embargo algunas no tuvieron la libertad de expresarla, ni de llorar. Se les pidió una aceptación inmediata de la condición del hijo:

“…Siempre me decían Usted porque llora, deje de llorar, eso se lo trasmite a la bebé, eso es como si no la aceptara, y yo respondía: mami yo la acepto, pero no me diga que no llore

Como parte de las reacciones de la madre, la atención de las necesidades básicas del niño pueden verse afectadas. Aunque la mayoría de las madres del estudio respondieron asertivamente a éstas, algunas entraron en un estado en el que no deseaban atenderlas. Sin embargo, con el tiempo todas lograron vincularse con su hijo y estar allí para satisfacer las necesidades.

“…ella lloraba y mi mamá me decía, mija la niña tiene hambre y yo decía, a mí que me importa. Entonces era como una lucha interior, como que la amaba y que no.

En cuanto a la duración del duelo encontramos dos visiones: unas madres dijeron que se logra superar en la medida en que se conoce y se acepta al niño, aunque la gran mayoría considera que éste no termina. Señalan que esa permanencia en duelo se da por cada etapa que el niño va pasando, en la del recién nacido hay un primer duelo, luego en la del lactante aparecen otros, y así mismo en la del preescolar, del escolar y del adolescente. Hablan de múltiples duelos, uno por el desarrollo y crecimiento que debería tener el hijo en cada etapa, otro por la representación que tiene un niño con SD para la sociedad y otro por los obstáculos y faltas de oportunidades para el desarrollo de las potencialidades del niño.

Yo sí creo que hay un dolor que permanece, porque yo a mi hijo lo amo, pero sin embargo hay cosas que a mí me duelen. Me duele que él no aprenda, me duele que cuando voy por la calle con él lo miren raro, porque siempre lo ven como una mascotica

-Los niños y los padres objeto de burla o críticas. 

La mayoría de las madres han experimentado alguna burla u ofensa porque tienen un niño con SD, tanto de conocidos como de desconocidos, aunque algunas también han sentido a la gente afectuosa con ellas y con sus hijos.

La primera vez que yo la llevé a Crecimiento y Desarrollo el médico dijo: yo no sé para qué me mandan estos muchachos, a estos muchachos no hay sino que darles comida, porque esos ni aprenden; así me dijo y yo me puse a llorar

En cada crítica y cada burla que la madre recibe, se siente agredida. Se generan en ella sentimientos de dolor y sufrimiento, siente la recriminación por haber dado a luz a un niño con SD y perciben el reproche social. Ante estas burlas y críticas se sienten tristes porque la sociedad les niega el espacio que tanto ellas como sus hijos merecen ocupar.

-¿Quién cuidará de mi hijo?.

En la crianza también aparecen otros temores diferentes a los ya mencionados. Uno de ellos es que los niños queden solos por muerte de los padres, sin una autonomía que les permita una vida digna.

Yo quisiera realmente que mi niño tuviera a alguien cuando yo no esté, ¿Cuándo yo no esté quien va a cuidarlo?, porque por autónomo que sea, él va a necesitar como mínimo una persona que lo ame y que lo cuide de una cierta manera

La madre durante el proceso de crianza estudia y analiza las relaciones que los familiares establecen con el niño con SD, y así van eligiendo en forma consciente o inconsciente la persona que consideran más adecuada para cuidar del hijo ante la muerte materna. El temor se agranda cuando la madre no ve en su medio familiar a un posible cuidador y por ello prefieren sufrir el dolor de perder un hijo que dejarlo solo o sin un cuidador afectuoso.

Nosotros sí pensamos que es mejor que mi Dios se lleve primero al niño, porque quien lo va a cuidar?

-La economía del hogar.

La economía familiar se vuelve precaria para la mayoría de las madres entrevistadas, incluyendo a aquellas profesionales que cuentan con un ingreso económico estable, porque las necesidades de los niños son mayores en cuanto a consultas médicas, de especialistas, de exámenes, de programas de atención especializada y no tienen el apoyo adecuado por parte de la seguridad social ni estatal. Casi en su totalidad las madres refieren que la economía del hogar se resiente y ello les ocasiona preocupación y tristeza:

“… a mí me choca decirlo así, pero significa un sobrecosto con mucha dificultad, de hecho la economía de nosotros a toda hora está copada.

-La voz de las madres: Las alegrías

-Para la madre. 

Las madres de esta investigación también cuentan que tienen muchas alegrías, principalmente por los afectos recibidos de su hijo y por los logros alcanzados por ellos durante su desarrollo. Las cosas que para otros padres son simplemente sencillas, para estos son especiales. Cuando lo perciben como un ser sociable sienten felicidad.

Y cuando yo vi que ella ya hacia muchas cosas, que se reía, que se volteaba, que cogía las cosas, se me fue pasando la tristeza.

Las alegrías llegan cuando el hijo es alguien con quien se puede compartir, con quien se puede disfrutar las cosas de la vida y quien va logrando día a día lo que inicialmente le dijeron que no lo iba a hacer.

La cosa pasa cuando uno acepta al niño, por ahí a los dos años que él empezó a caminar, yo lo veía igual que todos los niños. Yo lo disfrazaba y yo salía con él y ya veía que podía hacer cosas como los otros

De esta manera, en la relación diaria es que se van dando los apegos, que hacen que finalmente el niño con SD llegue a ser muy amado. Las madres en la crianza misma han aprendido a disfrutar a su hijo en sus propias condiciones.

-Para la familia

La persona con SD moviliza afectos en todo el grupo familiar En torno a su crianza la familia se siente más unida, se crea un ambiente de solidaridad que hace que las madres en esta experiencia de crianza se sientan felices y consideren que sus otros familiares cercanos también lo son. Las madres de esta investigación lo manifiestan de esta manera:


Alegría, mi hijo no nos da sino alegría, con un abrazo y un beso nos da toda la felicidad del mundo y nosotros se las damos a él. A la familia él nos ha unido


Bea Fernández
Doula en todas las etapas maternales,
especializada en Duelo y nuevos caminos maternales
Telf: 600218964
serdoulasmadrid@gmail.com
serdoulas.blogspot.com.es

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