- Se dedica un apartado en el libro también al autoconocimiento.
¿Crees que las mujeres de la sociedad “avanzada” nos conocemos tanto como
creemos o quizás necesitamos un espacio para conocernos mejor? ¿Qué crees que
nos lo puede impedir? ¿Quiere la sociedad mujeres que se conozcan ellas y sus
ciclos?
Antes que nada, me gustaría comentar que yo hablo bajo mi
perspectiva, construida desde mi contexto histórico que es Chile y, más
globalmente, Sudamérica. Conozco teóricamente, pero no he vivido la cultura de
otros continentes, como Europa, por ejemplo, que es desde donde me entrevistan
ustedes. Imagino que allí la cultura y la cosmovisión del mundo son muy
diferentes a las que hemos recibido las mujeres acá.
Aquí, hace 500 años, los pueblos fueron colonizados. La
cultura, la espiritualidad, el idioma y las tradiciones han ido cambiando. Pero
es cuestión de alejarse un poco de las ciudades para darse cuenta de que mucho
de lo originario sigue vigente. Eso es lo que motiva en gran parte mi trabajo:
el rescate de todas esas tradiciones.
La globalización nos vende a diario la imagen de la mujer
moderna o “avanzada”, como ustedes mencionan, aquella que logra reconocerse
como exitosa, guapa y sensual. Sin embargo, esa es una mujer un tanto alejada
de su propia sabiduría, es la que debe ocultar sus fluidos, su sudor, su vello
y su olor. Se nos vende eso en toda la publicidad. No obstante, salimos a las
calles y nuestras caras son otras, nuestros cuerpos están lejos de ser
aquellos, tenemos otras facciones, otros rasgos, otros colores. Es violento y
sucede en todo el mundo. Pero aquí es bien contrastado el asunto, sobre todo en
regiones vecinas donde la mayoría de la población es indígena. En las ciudades
se nos crea esta imagen de quien vive alejada de sus propios ritmos, que corre
para equiparse a los tiempo lineales del sistema predominante masculino, en el
que los “hombres” son igualmente víctimas del sistema porque están obligados a
cumplir roles históricos, alejados muchas veces de sus propias iniciativas.
El poder del autoconocimiento es fortísimo; nos entrega herramientas
y saberes que antes permanecían ocultos o más bien olvidados. Vernos,
sentirnos y comprendernos a nosotras mismas desde una óptica propia, fuera de
la estandarización social, nos ayudará en la conexión, valoración y disfrute de
nuestra sexualidad.
El gran impedimento para lograr conocernos y conectarnos es
el sistema político, económico y socialmente patriarcal. El ritmo de la vida,
los roles de género, la explotación de la naturaleza, etcétera. Reproducimos
este sistema con nuestras palabras, con nuestros actos y nos cuesta salirnos
aunque sea un poco de ese sentimiento, de esa correspondencia de vivir tan
“avanzadamente”. No creo que exista algo en particular en esta sociedad que
ayude para que nosotras nos alejemos de conocernos. Creo que es la suma de
todo.
Y claro está que mientras menos sepamos, más abusarán de esa
condición. Sobre todo desde la medicina, con la falta de filosofía de algunos
profesionales sobre el entendimiento de la salud. Coludidos con el mercado
farmacéutico, nos bombardean con químicos y placebos.
Y en beneficio de todo este sistema opresivo, no es
conveniente que las mujeres recuperen la sabiduría de su salud sexual, lo cual
implica transformaciones económicas y sociales importantes.
- A lo largo de tu experiencia, ¿qué conexión tienen las
mujeres con su maternidad como parte de su sexualidad y de sus ciclos?
¿Entendemos las mujeres estos ciclos como parte de nuestra naturaleza en
general?
Con todo respeto diré que hasta que no se vive la maternidad
como experiencia propia, todo lo que se ve o conoce desde afuera no es más que
una “caricatura”. Se especula, se patologiza, se sobrevalora en varios aspectos
negativos, se entiende como un proceso de poco disfrute, de mucha abnegación y
dolor.
La maternidad es un momento de la vida que forma parte de la
sexualidad de la mujer. Sin embargo, pareciese que con la sexualidad es con lo
que menos se la liga socialmente y sobre todo desde la medicina. Se nos trata
como si estuviéramos enfermas… examen tras examen se nos controla para evitar
cualquier tipo de “riesgos” que se sufren en este periodo. Nadie nos habla de
toda la transformación de plenitud que comenzaremos a transitar.
Hace varios años, cuando era estudiante, una amiga que había
tenido un hijo después de haber sufrido trastornos de alimentación y de baja
autoestima durante mucho tiempo, me comentó que para ella la gestación había
sido la experiencia más plena sexualmente que había vivido hasta entonces, que
nunca había sentido su cuerpo más hipersexualizado, que al momento de parir
nunca había sentido más orgasmos y que el amamantar le provocaba mucho placer.
Yo me quedé sorprendida, pues la imagen desde mi ignorancia hacia la maternidad
era para mí en ese entonces la de un proceso doloroso y hasta de frigidez… Me
costó entenderlo hasta que me tocó vivirlo. Y comprendí que la maternidad vive
subyugada por el miedo… La gestación y el parto son misterios mágicos de la
naturaleza y entregarse a lo desconocido puede provocarnos mucho temor… Si bien
en la gestación y/o parto pueden llegar a ocurrir problemas de salud para madre
o bebé, esto no es lo común. La maternidad es un proceso fisiológico de la
naturaleza. Nuestra salud está disponible para hacerlo con mucho vigor y
placer. Es asunto de confiar y entregarse para lograr disfrutarlo.
Actualmente está ocurriendo una transformación social en la
que muchas mujeres están comprendiendo la maternidad como un proceso que se nos
ha arrebatado de las manos, sobre el que se nos ha ocultado mucha sabiduría,
porque la medicina ha desvalorizado aquellos saberes… Muchas mujeres están
tomando las riendas de su maternidad y están descubriendo mundos maravillosos.
He presenciado procesos de mucha sanación y transformación, para las mujeres y
familias enteras. He acompañado partos orgásmicos y toda aquella literatura
antropológica que hablaba sobre estos temas ha quedado solo en los libros
porque la he presenciado y he vibrado con oxitocina de otras mujeres.
Es posible vivirlo plenamente, y me alegra ver todas esas
transformaciones de empoderamiento, de nuevas maternidades que rompen las
normas establecidas… Ver mujeres y hombres pariendo juntos es fantástico.
Familias que apoyan y que recuerdan que sus madres o padres nacieron en casa
con la ayuda de una partera y que respetan esto para las nuevas generaciones.
- Este nuevo libro está en preparación. Háblanos un poco del
estado en el que se encuentra el
proyecto y cómo puede colaborar en él quien lo
desee.
El libro se encuentra en estado de suéter desarmado: lo he
tomado para arreglarlo, tejerlo con lanas nuevas y nuevos puntos para
rediseñarlo por completo. Lo tejo a varias manos, porque vivo rodeada de
mujeres que me ayudan a construirlo. Cada sonrisa, cada tristeza, cada compañía
y su historia que me transmiten los corazones de las mujeres que me rodean
contribuyen a su realización. Nada está sacado de grandes teorías
científicas ni academicistas sobre la salud del cuerpo. Tampoco es un libro
ligero y de conocimientos pocos fiables. Son recetas, son historias y
recomendaciones de nosotras mismas, las que habitamos todos los hemisferios de
lo que llamamos “cuerpo”.
Ya hemos cumplido la meta del proyecto que postulamos para
su escritura a través de Verkami, donde todavía se puede colaborar (aquí) http://www.verkami.com/projects/9733-edicion-definitiva-manual-introductorio-a-la-ginecologia-natural
Ahora mismo estoy a unos días de partir hacia una zona al
sur de Chile que posee un volcán llamado Rukapillan, “casa del espíritu” o
“del demonio”. Es uno de los volcanes más activos de Sudamérica. Allí comenzaré
esta nueva versión del libro, conectada a la fuerza que emite ese tesoro lleno
de vibraciones expansivas. Equipaje para la lluvia y un cuaderno serán mis
compañeros.
Ahora vivo su gestación y el parto se estima para enero de
2015. Eso les puedo adelantar por ahora.
Entrevista por: SerDoulas
serdoulas@gmail.com
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