viernes, 28 de noviembre de 2014

¿ACOMPAÑAR ESTÁ DE MODA?

No soy persona que busque polémica ni que remueva de forma activa las cosas para que las polémicas aparezcan, tampoco me gusta reprender a nadie por lo que hace y reprender significa haber juzgado a alguien o algo y ni siento autoridad moral ni de otro tipo para juzgar a nadie ni conozco los motivos y el camino de cada persona como para valorar sus actos.
Pero lo que sí puedo y suelo hacer es reflexionar sobre las realidades que me rodean y, la verdad, me muevo en el mundo de la maternidad y por ello suelo reflexionar mucho sobre él. Y hace meses que una reflexión me ronda, y cada vez con más energía.
Está de moda acompañar?

Hasta que las Doulas nos empezamos a hacer más presentes en nuestra sociedad como profesión, nadie hablaba del acompañamiento porque no había una figura concreta que personalizara esa labor. Se hablaba del apoyo, la información, la ayuda... pero nadie acompañaba a las mujeres en su camino maternal. Nadie encontraba la necesidad de ello y mucha gente sigue sin encontrarla de hecho.
Se entendía como acompañamiento, como mucho, el apoyo de madre a madre de los grupos de apoyo, que dista mucho de un acompañamiento en sí.
También el de las amigas o las familiares, el de la "tribu" de cada mujer, que nada tiene que ver con el de la Doula tampoco...

Pero el caso es que en los últimos dos años fundamentalmente parece que todos los profesionales relacionados con la maternidad parecen querer acompañar a las mujeres, y así lo incluyen en sus ofertas de servicios y en las declaraciones que realizan. El caso es que, lo siento, esto no es así...
Ni todos acompañamos de modo profesional ni acompañar es únicamente escuchar y comprender a alguien, implica mucho más.

Esto que se ofrece desde otras profesiones como acompañamiento no lo es como tal, no es un acompañamiento real y puro por un motivo más que sencillo: no son profesionales cuya única y principal función sea acompañarnos.
Todos tienen un objetivo principal diferente al del acompañamiento como tal y tan valioso como nosotras decidamos que lo es: vigilar nuestra salud y la de nuestro bebé, ayudarnos a superar algo que nosotras les hemos presentado como problema, ofrecernos herramientas de crecimiento personal o para superar una etapa, asesorarnos para que vivamos una etapa de nuestra maternidad o para que tomemos una decisión maternal de un modo consciente e informado...
Para todos ellos el éxito o fracaso de su trabajo con nosotras se basa en ese objetivo que tienen como profesión o en el que como usuarias les trasladamos y hacen suyo.
Todos los profesionales menos una: la Doula.

La Doula se dedica única y exclusivamente al acompañamiento emocional. No a intentar que
vivamos felices nuestra maternidad, o seamos más seguras, o tomemos la mejor o más consciente decisión, o a que tomemos las riendas de nuestra salud y la de nuestro bebé... No tiene un objetivo propio, ni siquiera el que nosotras tengamos en nuestra maternidad. Y por ello nos acompaña sin expectativas, sin juicios sobre si estamos teniendo una experiencia buena o no, sobre si estamos consiguiendo el objetivo o no... Porque acompañada por una Doula la expectativa deja de ser un objetivo final del que depende nuestra vivencia positiva o negativa para convertirse en aquello que nos mueve en el camino...
Es decir, tu Doula te ofrece el acompañamiento sin influencias, que no pretende más que ofrecerte el espacio para que desarrolles tu maternidad como decidas, como sientas... Sin esperar que cumplas con esta meta u otra, sin sentir fracasos ni éxitos por sí misma... Validando lo que tú sientas pero sin juzgar las situaciones que surjan para convertirlas en un resultado positivo o negativo...

Y lo puede hacer así porque esa es su función, porque entiende y conoce el arte de acompañar. No sólo de apoyar, sostener, comprender y escuchar, sino el de acompañar de verdad... Sin aditivos.
Quizás en ese camino acompañado por tu Doula te empoderes, te sientas más segura, más consciente, más libre y más fuerte... Pero tampoco ella espera que esto suceda, solo permanece a tu lado y te ofrece ese espacio íntimo entre ambas para que seas tú quien lo cree y, si así lo sientes, lo traslades al resto del mundo. Pero sólo si tú lo decides y lo deseas.

Eso es acompañar. No es apoyar ni ayudar ni comprender ni escuchar, aunque algunas de ellas son necesarias en el acompañamiento. Y esta corriente de atención a la maternidad más humanizada y respetuosa que se está alimentando a día de hoy confunde en muchos casos el acompañar con algunas de estas cuestiones que nombro. Ansía esa atención más humana, más comprensiva, más empática, y por ello introduce el término acompañar aunque en realidad no sea un acompañamiento lo que se hace, sino un apoyo, una ayuda... Desde la comprensión y la empatía con el fin de ofrecer el papel de cada una de sus profesiones desde un lado mucho más humano, respetuoso y cercano, pero no un acompañamiento en ningún caso. Porque acompañar, ya lo veis, implica otras cuestiones y, por mucho que otras profesiones sientan un hacer más cercano como camino a una mejor atención, sigue sin ser acompañar.

Creo que queda claro por qué un acompañamiento es lo que es y otras profesiones aportan otro tipo de cosas también muy valiosas para la maternidad y por qué ahora puede parecer que muchos parecen querer aparecer como acompañantes pese a tener otras funciones principales.
Es lógico pensar que cuando queremos a alguien que nos haga una ecografía acudimos a alguien especializado, por lo que, por la misma lógica, tampoco si queremos a alguien que nos acompañe acudiremos a alguien que no esté especializado en ello.
De hecho, los profesionales que saben de verdad lo que es el acompañamiento trabajan con una Doula o derivan esta tarea a una Doula, como nosotras derivamos a otros profesionales otras funciones que no nos corresponden.

Pero... ¿cómo nos preparamos para acompañar? ¿qué tenemos las Doulas que no tienen otras profesiones?
Para empezar, a día de hoy existen formaciones específicas para Doulas que parten del conocimiento y comprensión de cada etapa maternal y, fundamentalmente, de la comprensión e integración de lo que supone acompañar de verdad y cómo hacerlo.
Son formaciones que rondan en nuestro país los 9 meses a 1 año de duración porque implican muchas cuestiones que hacen necesario un cierto tiempo y estas formaciones facilitan en ese espacio y tiempo el lugar para entender, empatizar y escuchar de modo activo cada una de las realidades maternales. Un año en el que, aplicado a cada una de las etapas maternales, vemos e integramos cómo acompañar de verdad en ellas como único objetivo e identificamos nuestros límites a la hora de hacerlo para poder trabajarlos y acompañar. Donde integramos las necesarias reflexión y revisión continuas para poder acompañar como las Doulas que somos. La Doula que llevamos dentro encuentra poco a poco el espacio y los caminos para expresarse y hacerse real, como cualquier otra profesión vocacional lo hace a través de la formación.
Por ello una acompañante que pretende ser una profesional responsable, que pretende ser una Doula, debe buscar su formación ya que, de otro modo, realmente está practicando, experimentando, con cada mujer a quien acompaña, con cada familia con la que permanece durante la maternidad. Y experimentar nos hace cometer errores en muchas ocasiones, por ello formarse es ser responsable.

Somos Doulas, sí. Somos profesionales del acompañamiento emocional en la maternidad que nos formamos, nos actualizamos y nos revisamos de modo constante y consciente. Y estamos para acompañarte en lo que sientas que deseas que te acompañemos dentro de tu maternidad.

Y, pese a que indicar que alguien te acompaña esté de moda, acompañar es mucho más que escucharte, respetarte o estar a tu lado o comprenderte... Acompañarte en la maternidad es ser tu Doula.



Bea Fernández
Doula en todas las etapas de la maternidad
especializada en Duelo y nuevos caminos maternales.
serdoulasmadrid@gmail.com
Telf: 600218964


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