La maternidad es, para muchas madres y padres, un momento de
cambio, de crecimiento, de aprendizaje y de reencajar muchas piezas y hacerse
múltiples preguntas.
Cada día más somos conscientes de lo que supone el proceso
maternal para nosotros como individuos, de lo que exige de nosotros y de lo que
nos aporta. Y quizás por ello cada día son más las personas que deciden hacer
algún tipo de terapia personal antes de buscar un embarazo, durante el mismo o
cuando su pequeño no ha llegado.
Dentro de todas las terapias y trabajos personales que
podemos realizar están las Constelaciones Familiares. Esta herramienta,
desarrollada por el terapeuta Bert Hellinger, nos ofrece la oportunidad de
revisar y quizás recomponer nuestro sistema familiar, al cual pertenecerá y del
cual heredará mucho más de lo que creemos nuestra descendencia.
Conocer un poco más sobre esta herramienta es lo que
buscamos hablando con Quintín Álvarez Núñez, Constelador con amplia experiencia,
miembro Didacta de la Asociación Española de Constelaciones Familiares Bert
Hellinger y Profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación de la
Universidad de Santiago de Compostela.
-Quintín, muchas son las terapias personales a las que podemos
acceder a día de hoy, pero realmente conocemos en qué consisten muy pocas. ¿De
qué forma podríamos explicar qué son las Constelaciones Familiares para
cualquier persona ajena a esta herramienta?
Podríamos empezar por ver como las constelaciones cambian
nuestro foco de atención. Vivimos en un mundo en el que, cada vez más, se
destaca el aspecto individual de las personas y es cierto que cada persona
somos única y diferente. Pero no es menos verdad que todos somos hijos de
nuestra historia, tanto personal como familiar. En realidad, somos un eslabón
más de una cadena que viene de muy lejos, a través de nuestro antepasados y, si
tenemos hijos, también puede continuar mucho más allá de nosotros. Esto que el
hombre primitivo tenía muy claro, que era miembro de un clan y eso le conectaba
con una red relacional básica para su supervivencia y le daba una serie de
características y de normas de conducta, límites, tabúes, etc., parece que lo
estamos olvidando. De este modo, consideramos que somos los responsables de lo
que nos pasa, de nuestro problemas y dificultades. Lo que nos vienen a decir
las constelaciones es que muchos de esos conflictos, que vivimos como algo
personal, tienen su origen en desórdenes o desequilibrios que han ocurrido en
nuestro sistema familiar, a lo largo de su historia, y que nos están afectando
actualmente. En ese sentido, si muchos problemas tienen un origen sistémico, la
intervención correctiva sobre ellos también tiene que ser a nivel del sistema.
Es decir: no basta con trabajar sólo sobre la persona que manifiesta ese
problema sino que hay que hacerlo con todo o parte del sistema en el que se
manifiesta éste: la familia, una empresa, una escuela, etc.
-Las Constelaciones Familiares se utilizan en cualquier
momento vital pero ¿en qué pueden ayudar particularmente durante la maternidad?
¿Qué puertas pueden abrirse en este proceso maternal que podamos ayudar a
traspasar con las Constelaciones?
En principio, las constelaciones no son recomendables para
personas que están en un proceso avanzado de embarazo. Es más, considero que,
en general, sería más positivo que se hiciese antes de quedar embarazada o bien
una vez nacido el bebé.
Pero en el caso de estar en los primeros momentos del
embarazo, lo que aportaría sería: por una parte, libera a la madre de cargas
que no le corresponden, porque, en realidad, son de su sistema familiar y
ayudarle en la resolución de problemas que le preocupan (de pareja, de relación
con su padre y/o su madre, de trabajo, etc. ) lo que le permitirá vivir su embarazo
de un modo más tranquilo, seguro y relajado; por la otra, evitar que el hijo/a
que viene pueda llegar a heredar esas “cargas” sistémicas que, si no han sido
trabajadas, tienen muchas posibilidades de pasar a él/ella. Esto es algo que
actualmente ponen de manifiesto no sólo las constelaciones sino toda la amplia
bibliografía existente sobre Psicogenealogía.
Además, le puede dar una comprensión más profunda y empática
de lo que ha sucedido en su familia, de por qué su padre y su madre han actuado
de la forma en lo que lo han hecho, dado que también estaban condicionados por
esas cargas sistémicas, del origen de sus dificultades en el trabajo, en la
pareja, con su familia, etc.
-A la hora de constelar estamos tratando de favorecer
nuestro transcurrir en determinados “conflictos” o situaciones en las que nos
sentimos en conflicto pero, ¿es esto algo que sólo nos afecta a nosotros o bien
se transmite?
Es algo que se transmite de generación en generación. En
general, todo aquello que no haya sido resuelto o “limpiado” en las
generaciones anteriores pasa a las siguientes. Esa es una de las razones
fundamentales por las que la gente que tiene o va a tener hijo debiera
constelar, para dejar, en la medida de lo posible, a nuestros hijos libres de
esas cargas y problemáticas.
Lo que sucede es que esto, que, en realidad, tiene un claro
origen sistémico, lo vivimos como algo personal. Por eso, en muchas ocasiones,
buscamos ayuda y lo trabajamos sólo a nivel individual. Pero la terapia
individual puede ser insuficiente, si nos olvidamos de buscar también la clave
de la solución de los problemas y conflictos en nuestros vínculos y relaciones
sistémicas.
-En maternidad nadie sabe todo, nadie está seguro de todo.
En tu experiencia, ¿qué cosas han podido descubrir madres o padres en una
sesión de constelaciones sobre ellos mismos como progenitores?
Por ejemplo, una de las cosas que se puede descubrir y suele
sorprender es la facilidad con que, pese a nuestras mejores intenciones,
repetimos, con nuestros hijos, esquemas y patrones de conducta que nuestros
padres tuvieron con nosotros y nos hicieron daño. Ello es una prueba de la
importancia de lo sistémico y del modelaje. En realidad, nuestro principal
aprendizaje lo hacemos a través del modelo que nos trasmiten nuestros padres.
Más allá de las palabras y las buenas intenciones lo que cuentan son las
acciones, las conductas y las normas y patrones que existen en nuestro sistema
familiar.
A veces un padre o una madre afirma: “yo no voy a ser como
mi madre” o “yo voy a hacerlo mejor que mi padre” Al hacer esta afirmación que,
obviamente se hace con la mejor de las intenciones y con un deseo real de
superar cosas de tus padres que te dañaron, lo que se hace, inconscientemente,
es caer en un desorden y poner las bases para que el modelo se vuelva a
repetir. Por una parte, el inconsciente no capta la negación, con lo cual lo
que le llega a éste es: “yo voy a ser como mi madre”; por el otro, pretender
situarse por encima de un padre o una madre es un desorden sistémico, que sólo lleva
a generar nuevos problemas o a repetir los antiguos.
-Las Constelaciones, de algún modo, reflejan nuestro sistema
familiar. ¿Qué importancia tienen en él, por
Las pérdidas prenatales y neonatales son hechos que pueden
afectar gravemente a todo el sistema familiar. Son como agujeros negros
cargados de dolor y sufrimiento, que absorben una gran cantidad de energía.
Sus efectos dependen mucho de cómo se actúe ante ellos. Por
ejemplo, una práctica habitual en el caso de nuestros abuelos, donde la
mortalidad infantil solía ser muy alta, era, para evitar o mitigar el
sufrimiento, tender a olvidarse completamente del niño/a muerto/a e incluso
ponerle su nombre a algún/a hijo/a nacido/a posteriormente. Así, se cometía un
doble error: por un lado se excluía al niño/a muerto/a “desposeyéndole” de su
nombre, que era uno de los pocos indicadores de existencia que le quedaban, y,
por el otro, se cargaba al hijo/a que heredaba el nombre con un destino
difícil, relacionado con el programa de vida del anterior.
En cambio, cómo debe actuarse antes este hecho: pasando el
duelo y buscando ayuda, si se necesita, y, después, haciendo que el niño/a
muerto/a tenga algún tipo de presencia en la familia: hacerle un hueco en
nuestro corazón, hablar alguna vez de él/ella, tener alguna fotografía, etc.
Las constelaciones pueden ayudar en este proceso porque, lo que se suele ver en
ellas al trabajar este tema, es que si el niño muerto se siente reconocido e
integrado en la familia, está completamente en paz. Y eso también da mucha
tranquilidad a los padres.
-No nos resistimos a preguntarte, aunque sabemos que quizás
la respuesta no sea sencilla. ¿Cuál es el funcionamiento de una sesión de
Constelaciones Familiares?
Efectivamente, no es sencillo de explicar porque, como
afirma un viejo proverbio árabe: “más vale ver una vez con tus propios ojos que
escuchar mil historias” y la mejor manera de saber cómo funcionan las
constelaciones es participar en ellas y vivenciarlas, porque hay una diferencia
muy grande entre que te cuenten lo que es una constelación y verla, vivirla y
sentirla, como sabe perfectamente cualquier persona que haya participado en
ellas.
Aclarado
esto, hay que indicar que se puede trabajar en una sesión individual o bien en
talleres, que se realizan en grupo
Cuando se
realiza el taller en grupo, en él se trabaja con la persona que, libre y
voluntariamente, lo solicita. Quien realiza la constelación, después de exponer
el asunto que desea tratar, elige representantes para los miembros más
significativos de su familia o del contexto que quiere trabajar, incluido
él/ella mismo/a. A continuación, los sitúa en el espacio, teniendo en cuenta a
su intuición, relacionándolos y dando, a cada uno, el lugar que cree que
ocupan, según su propia imagen interior.
Los
representantes interaccionan entre ellos hasta que se forma una nueva imagen de
solución encaminada a restaurar el orden del sistema y a la construcción de
alternativas sanadoras. Éstas tienen una gran fuerza, tienden a crear un
bienestar y a vivirse como liberadoras y facilitan una comprensión más profunda
y clarificadora de la situación.
Se puede
participar en el taller como cliente (para trabajar algún asunto personal),
como representante o como participante. El poder de los procesos que se
desarrolla en el grupo es tal que, en cualquiera de las posiciones, todas las
personas aprenden algo útil para su vida y pueden recibir un poderoso impulso
sanador y, después, tienen la posibilidad de seguir su propia evolución de un
modo autónomo.
En las sesiones individuales, se recoge la
información sobre el sistema familiar y el transgeneracional de la persona y se
elabora su genograma, una representación de su árbol familiar en el que se
recogen los sucesos más importantes que han ocurrido en su familia, para ver de
qué modo han podido influir sobre la situación actual de la persona.
Posteriormente, se realiza la constelación, utilizando materiales como muñecos,
folios, tapetes, etc. y se llega a una imagen e solución que restaura el
equilibro perdido y ayuda a reordenar el sistema.
-Por último, ¿dónde podemos encontrar Consteladores que nos
puedan acercar esta herramienta? ¿Qué debemos buscar en estos profesionales y
en la constelación? ¿Cuándo está aconsejado constelar y cuándo no?
Bueno, yo vivo en Santiago e imparto sesiones individuales y
talleres en esta ciudad y en otras partes
de Galicia.
Actualmente hay muchos consteladores. Quizás porque es una
técnica engañosamente sencilla y que puede parecer relativamente fácil de
aplicar. Mi recomendación es que se busquen en la asociación que tenemos a
nivel de toda España, la Asociación Española Bert Hellinger de Constelaciones
Familiares (AEBH) En su web (www.aebh.net) existe un
apartado en el que aparecen todos los miembros españoles y latinoamericanos.
Ahí pueden buscar a los miembros titulares, que son los que están reconocidos
por la asociación para facilitar constelaciones, tanto en sesiones individuales
como en grupo, y a los didactas, que son aquellos que, además de estar avalados
para hacer constelaciones, también lo están para ofrecer procesos de formación
en ellas.
Esto me lleva a responder a la cuestión de qué se puede
buscar en los consteladores: que miren su profesionalidad y experiencia, su
capacidad de empatía, su respeto por las personas y sus procesos y, entiendo
que también es importante, que éstos tengan el reconocimiento de la AEBH. En
este sentido, yo soy, actualmente, miembro de su Junta directiva y mi
recomendación de que se busquen aquí los consteladores es debido al control que
éstos tienen y los estrictos requisitos y las muchas horas de formación y de
supervisión que los profesionales deben de cumplir para ser reconocidos por la
AEBH. Así, por ejemplo, para ser miembro titular se necesita: una titulación
universitaria; experiencia mínima de 5 años trabajando con terapias, de las
cuales 2, al menos, deben haber sido como constelador; tener formación en otro
tipo distinto de terapias; 600 horas de formación en constelaciones y 100 de
supervisión por un didacta. Y, para ser miembro didacta, a todo lo anterior se
suma: tener un título universitario de
grado superior, 300 hs. más de formación, 100 más de supervisión, 10 años
mínimos de experiencia profesional en el ámbito terapéutico y la realización de
un trabajo de investigación en este campo. En ambos casos, además, tu
candidatura tiene que estar avalada por dos socios veteranos. En el primer caso
pueden ser titulares o didactas y, en el segundo, tienen que ser necesariamente
didactas.
En relación a cuando está recomendado constelar, en general
no existen muchas contraindicaciones: una primera puede ser cuando una mujer
está con un embarazo muy avanzado, por los efectos que su descarga emocional
puede tener sobre el feto.
Otra, cuando hace poco que acabamos de hacer una. La
recomendación es que se deje pasar algún tiempo entre la realización de una y
otra. Si se van a trabajar temas distintos, no es necesario que el período sea
muy largo. Si se va a profundizar en el mismo tema que ya se trabajó
previamente, es mejor dejar pasar un tiempo para dar la ocasión a que la
constelación surta efecto. En todo caso, cada persona debe apoyarse, siempre,
en sus propias intuiciones y sentimientos para tomar la decisión de cuándo es,
para ella, el momento oportuno para hacer una constelación.
Telfs: 981575698 / 600940121
E-mail: quintin.alvarez@usc.es