Una de las
principales preocupaciones de unos padres es la alimentación de sus hijos.
El patrón en
este sentido ha ido evolucionando desde una imagen de salud que quedaba
reflejada por un niño rollizo a una diferente pero que parece que no tenemos
muy clara.
Tampoco parece
que tengamos demasiado claro lo que supone una alimentación sana para nuestros
hijos, qué supone realmente una alimentación adecuada, ni en qué aspectos y
hasta qué punto puede afectar lo que comen, cuándo y cómo lo comen a él y a
toda la familia.
Lejos de
acercarnos a recetas o pautas habituales, nos gustaría dar una visión más
global del tema y acercarnos más a cuestiones que parecen no tenerse en cuenta.
Para ello hoy hablamos con Mayte F. Lurbe, Farmaceútica, gerente del proyecto Farma
Eco Lógica, Asesora de Lactancia y Madre de dos niñas y un niño, los mejores
maestros.
- Mayte, la
realidad es que muchas madres y familias nos volvemos un poco locas con el tema
de la alimentación. Encontramos distintas formas de interpretar cosas que
dábamos ya por buenas como, por ejemplo, la pirámide alimenticia. Y son ahora
puestas en cuestión e incluso claramente tergiversadas. ¿Qué podemos considerar
realmente una alimentación sana para nuestros pequeños una vez que la lactancia
deja de ser su sustento principal?
Podemos
considerar una alimentación sana para nuestros hijos, una vez que dejan de ser
considerados lactantes (24 meses de edad), el mismo tipo de alimentación que es
la adecuada para los adultos. Este tipo de alimentación consiste en una serie
de recomendaciones básicas: aumentar el consumo de frutas y verduras a 5
raciones al día, los cereales, en cualquiera de sus variantes, que sean
integrales los lácteos mejor semidesnatados o desnatados, y preferiblemente no
azucarados no abusar de las proteínas consumir legumbres, frutos secos y
semillas utilizar aceite de oliva mucho cuidado con la sal y el azúcar
Siguiendo estas recomendaciones, ya estamos manteniendo una alimentación sana.
- Parece
que durante la primera etapa de nuestros hijos tenemos mucho cuidado con los
alimentos que ingieren, con cómo los ingieren y en qué cantidad. Pero desde que
pasan a una alimentación “adulta” parece que todo vale. ¿Es cierto ese “todo
vale”? ¿En qué puede influir en su desarrollo o alimentación posterior este
“todo vale”?
Pues el
“todo vale” no es cierto. Se debe continuar vigilando la alimentación de
nuestros hijos, dejar de hacerlo conlleva dejar de preocuparnos por su salud
actual y futura.
Un niño con antecedentes familiares de enfermedades como
hipercolesterolemia o diabetes, corre el riesgo de desarrollar estas
enfermedades a edad mucho más temprana si descuidamos su alimentación. Y aunque
no existan antecedentes familiares, estamos observando casos de este tipo de
enfermedades en edades cada vez más tempranas, y todo debido al tipo de
alimentación.
- Comer es
también un acto social, familiar, reflejando partes de nosotros de forma clara.
¿Es realmente importante cómo vivimos y nos comunicamos a la hora de comer con
nuestros hijos? ¿Puede afectar esto en el resultado de ese momento? Por
ejemplo, ¿puede influir el ambiente a la hora de las comidas en que el niño
coma más o menos o acepte mejor o peor determinados alimentos?
Desde luego que
el ambiente influye en la relación que desarrolle el niño con la comida. Las
emociones que experimenta un niño mientras le estamos enseñando a comer son muy
importantes.
El pequeño debe observar el momento de la comida como algo
tranquilo, relajado y harmonioso, un momento que también invita a la
comunicación entre los comensales. De este modo, la relación que el niño
establezca con la comida, será una relación sin conflictos. Si el pequeño ve
que en casa todos comemos frutas y verduras, pescado, y toda clase de alimentos
saludables, él mismo los aceptará mucho mejor.
- En
muchas familias se vive la constante preocupación del “niño que no come”. Ante
ello, la industria ha respondido creando un “suplemento” o “complemento” que
deje tranquilas a las madres y familias. Pero, ¿es esta una solución o un mero
parche? ¿Supone para las familias el disponer de ello dejar de buscar
soluciones a la situación en general?
En primer lugar hay que averiguar qué
entiende la familia por “niño que no come”. Muchas veces el niño sí come, lo
que ocurre es que no come las cantidades que se le exigen, o la relación con la
comida es conflictiva, con lo que hay que buscar el origen del problema. Más
allá de eso, estos complementos nutricionales son un parche para salir del paso
y no profundizar más en el problema. A lo largo de mi experiencia tras el
mostrador de la oficina de farmacia, me he encontrado muy pocos niños “que no
comen”.
- Ante
este tipo de preocupaciones lógicas de las madres y familias respecto a la
alimentación de los más pequeños, ¿responden los organismos oficiales con la claridad
y contundencia que deberían o dejan en manos de las industrias alimentarias la
visibilidad en esta cuestión?
Las autoridades competentes sí que ponen en
marcha campañas para fomentar los buenos hábitos alimenticios. El problema es
que la industria ostenta un gran poder económico, y las campañas de márketing
de algunas compañías son muy agresivas, por lo que resulta difícil luchar
contra eso.
- Toda la
vida hemos escuchado que los niños han de comer todo lo que se les pone y comer
de todo lo que se les pone. Y la gran pregunta es: ¿es realmente necesario que
coman todo lo que les ponemos siempre? ¿Es realmente necesario que coman todos
los alimentos aunque no sean de su gusto?
La mayoría de los adultos comemos las
cantidades que nos apetecen, de los alimentos que nos apetecen. ¿Por qué un
niño va ha hacer algo distinto? Considero que los niños deben comer las
cantidades que les apetezca, y los alimentos que prefieran.
El problema, en
este sentido, lo veo más en qué tipo de alimentos se les ha ofrecido desde un
principio, y a qué tipo de alimentos tienen acceso. Esto es más fácil de
controlar en casa, pues con no comprar esos alimentos que no nos gusta que
consuman, asunto arreglado. En la calle, cuando ya no estamos presentes, la
cosa es más complicada. Considero que el acceso a todo este tipo de alimentos
innecesarios debería ser mucho más difícil, pero la industria es la que juega
en este campo.
Puedes encontrar a Mayte F. Lurbe en...
mayte@farmaecologica.com
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