lunes, 25 de agosto de 2014

¿DESPROGRAMADAS PARA EL PARTO Y PROGRAMADAS PARA EL SUFRIMIENTO?

Algunos expertos definen de este modo la Imprimación Cerebral: “Una vez que tenemos un pensamiento consciente en el neocórtex, se enciende un pensamiento/recuerdo asociativo/recuerdo implícito inconsciente en respuesta a nuestro entorno, y nos hace pensar lo correspondiente a este estímulo. Este proceso suele llamarse imprimación: tenemos una respuesta inconsciente ante una fuente externa que nos hace pensar y actuar de manera determinada, sin siquiera ser conscientes de por qué lo hacemos.” (extraído de www.psicologosclínicos.com)
Quizás nos podemos preguntar qué tiene este proceso neuronal con la maternidad y, más concretamente, con el parto.

Creo firmemente que no solemos ser muy conscientes de los mensajes que transmitimos en aquello que decimos y cómo lo decimos, de la importancia que a corto, medio o largo plazo puede tener lo que decimos (o más bien la sensación que provocamos al transmitir el mensaje) en el receptor de esa comunicación.
Un claro ejemplo es cómo nos expresamos y qué mostramos respecto al parto, al nacimiento…
Imagen de la serie Friends
Si damos un repaso a las representaciones que del parto se hacen en los medios de masas (audiovisuales
principalmente, ya que es el medio que llega en general a más público y que deja más “huella” en nuestro cerebro por provocar un estímulo más directo en él) podemos comprobar con facilidad cómo el parto está rodeado en esa imagen generalmente transmitida de prisas, urgencia, sensación de riesgo, auténtico peligro incluso, sangre a raudales, necesidad de que alguien lo controle para que la mujer pueda parir y el bebé nacer, separación entre mamá y bebé, necesidad de recibir instrucciones por parte de la madre para el parto, y muchas otras cuestiones que no se ajustan a la realidad de un proceso fisiológico como es el parto y el nacimiento.

Si bien es cierto que en el parto y nacimiento pueden surgir complicaciones en algunas ocasiones que requieran intervención real y que son uno de los acontecimientos vitales más críticos e intensos en la vida de madre y bebé e implica una entrega total (física, psicológica y emocional) de la madre para ayudar a su bebé a salir a sus brazos y del bebé para hacerlo, ello no implica en absoluto que este hecho sea peligroso por definición. Y menos aún en una mujer  con una atención sociosanitaria y una higiene y alimentación adecuadas a sus necesidades y con un óptimo estado de salud reinante en ella y en su bebé.
Por tanto, es una irrealidad lo que se transmite generalmente sobre el parto y nacimiento.  Pero es una irrealidad que cala, crea asociaciones en nuestro cerebro, respuestas condicionadas a esas asociaciones y a esas emociones que nos provoca.

Porque el gran problema no es que se transmita una ficción sobre el nacimiento y parto, que muchas veces es necesaria para la integración de una historia que se quiere reflejar, sino el hecho de que esa es la imagen normalizada, la que de modo habitual se presenta y que genera en el cerebro de quienes la recibimos de forma cotidiana una aceptación de ella como patrón normalizado de parto y, lógicamente, crea en quienes integramos ese patrón una reacción de temor, de urgencia, de peligro inminente hacia el parto y nacimiento tanto para madre como para bebé. Y, ante esa reacción de temor, una respuesta de intranquilidad, falta de confianza en el proceso y sensación de que no podemos conseguir nuestro parto sano y nacimiento de nuestro bebé sano por nosotras mismas, de que será algo que nos hará desear no habernos quedado embarazadas, de que será un dolor insoportable y la mayor situación de riesgo que vivamos. Y de este modo es realmente vivir un parto con plenitud y en libertad, pues el miedo es un enorme condicionante que se cultiva
Parto de Carol, rodado por FLEX en 2009
Por ello es importante ser consciente de ese patrón aprendido y las reacciones que nos causa no el parto, sino el patrón ficticio que nos han transmitido y ha calado en nosotras. Es básico  “desprogramar” esta visión del parto, del nacimiento. Contribuir a un parto y nacimiento más normalizados, más armoniosos, con más confianza en el proceso y conocimiento real del mismo, de nuestras capacidades inmensas y las de nuestros bebés.

Es fundamental alejar la imagen generalizada del parto relacionada absolutamente con la medicalización, la intervención, el control férreo, la instrucción y todas esas cuestiones que dificultan la visión y vivencia del mismo como lo que es: un proceso fisiológico que llega en una etapa vital de la mujer y que significa la llegada de un nuevo ser al mundo y de una nueva madre al mundo.
Por las madres, por los bebés y por la sociedad en general, miremos más allá.

Bea Fdez.
Doula en todas las etapas maternales,
Especializada en Duelo y Nuevos Caminos Maternales

serdoulasmadrid@gmail.com

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