Como muchas mujeres y profesionales de la maternidad, en
estos días me he sentido absolutamente retratada en las palabras de un hombre
que definía a quienes decidíamos sobre nuestra maternidad y el nacimiento de
nuestros hijos como “personas vencidas por el mal” y “mentes podridas de
desinformación y mentira”. Y, qué queréis que os diga. Si soy todo eso, que
viva la victoria del mal y la mente podrida. Viva!
Aunque sería muy, muy fácil atacar este escrito (ni lo
considero artículo porque no aporta nada, simplemente escupe palabras) atacando
la base de su autor, su recorrido con tropiezos con la legalidad y su calado
ético más que cuestionable, no me pararé en ello porque lo que me preocupa es
el poso de desinformación y neandertalismo que transmite y que parece ser
compartido por algunas partes de nuestra sociedad.
Tampoco me meteré en la extraña e incoherente relación que
establece entre quienes desean decidir sobre SU parto y el nacimiento de SU
hijo con la izquierda o con el derecho al aborto y que está absolutamente
introducida a calzador en sus palabras porque se desmonta por sí misma y nadie
con dos dedos de frente hace una relación entre ambas cuestiones. El parto lo
decide cada mujer independientemente de sus creencias políticas, señor mío. No
por ser de izquierdas una mujer decide parir en su casa.
Lo primero que hace este escrito absurdo y carente de base
informativa es obviar los derechos humanos y la
Ley de Autonomía del paciente, entre otras cosas. Ya de entrada me parece suficiente metedura de pata que se afirme que cuando entramos en la consulta de un profesional sanitario (el que sea) pasamos a ser de su propiedad. Esto es, como punto de partida, ilegal por completo. Este profesional diagnostica y propone posibles soluciones a la situación que nos lleva a su consulta. En ningún caso esto supone que seamos de su propiedad. Y, evidentemente, cuando no acudimos por un problema de salud, sino por un proceso fisiológico el objetivo en la consulta del profesional sanitario es el mismo. Porque el parto, señor mío, es un proceso fisiológico y no una enfermedad.
Ley de Autonomía del paciente, entre otras cosas. Ya de entrada me parece suficiente metedura de pata que se afirme que cuando entramos en la consulta de un profesional sanitario (el que sea) pasamos a ser de su propiedad. Esto es, como punto de partida, ilegal por completo. Este profesional diagnostica y propone posibles soluciones a la situación que nos lleva a su consulta. En ningún caso esto supone que seamos de su propiedad. Y, evidentemente, cuando no acudimos por un problema de salud, sino por un proceso fisiológico el objetivo en la consulta del profesional sanitario es el mismo. Porque el parto, señor mío, es un proceso fisiológico y no una enfermedad.
Otra cuestión que nos deja ver la ignorancia reinante en
esta obra maestra del “hablo de lo que sea sin saber sólo para que se hable de
mi” es el afirmar que el profesional sanitario asignado a la tarea de atender
un parto sea el Ginecólogo y obviar la existencia de otros profesionales, ya
que en el BOE podemos encontrar fácilmente las atribuciones de la Enfermería
Obstétrico-Ginecológica (Matrona) y entre ellas está precisamente esta que
copio textualmente: “Prestar atención al binomio madre-hijo en el diagnóstico,
control y asistencia durante el parto, auxiliándose de los medios clínicos y
tecnológicos adecuados.”
Es decir, que, como indica el BOE, el profesional sanitario
que tiene como competencia la atención al parto es la Matrona y no el
Ginecólogo, aunque éste también puede atender partos, evidentemente, pues debe
tener la formación y capacidades para ello. Y muchos son grandes profesionales
que cada día atienden partos de mujeres en Hospital o domicilio. Pero entiendo
que la ignorancia y la misoginia reinante en el texto publicado no permitan al
autor ser consciente de este hecho o siquiera valorar que esto sea así. Para
que se sienta mejor el autor y no se eche las manos a la cabeza por ser una
mujer la que controla el proceso de nacimiento y parto, he de decir que también
existen excelentes Matrones o Matronas hombres.
Y aquí pasamos a algo mucho más complejo para las personas
que no se molestan en informarse antes de escribir: la evidencia científica.
Porque si ni se ha revisado los derechos del usuario en el sistema sanitario,
los derechos humanos o las competencias de cada profesional en el área de la
atención al parto, no podemos pedir que se informe sobre las estadísticas de
seguridad e intervenciones en el momento de nacimiento y parto.
Bueno, el caso es que las recomendaciones de la OMS y la
Estrategia de Atención al Parto del Ministerio de Sanidad incluyen, entre otras
cosas, rebajar el número de intervenciones médicas al mínimo o facilitar la
decisión de las mujeres sobre su parto y el nacimiento de su bebé, eso de base.
Y, por otra parte, los estudios avalan la seguridad del parto domiciliario,
equiparándola con la del parto hospitalario. Hasta tal punto que en países como
Holanda o Reino Unido el parto en casa, lejos de ser una novedad o aún un tema
de debate, es algo absolutamente cotidiano. Pero, claro, es que para conocer
datos hay que buscarlos e informarse sobre lo que uno escribe.
Decir que las mujeres que deciden sobre lo mejor para ellas
y sus bebés en el momento del parto y nacimiento están “vencidas por el mal” o
nubladas por su izquierdismo, feminismo o locura es no saber ni conocer a estas
mujeres, sus familias y la base de sus decisiones. Con esto, volvemos a la
ignorancia… una vez más.
Opiniones puede haberlas para todos los gustos porque, le
pese a quien le pese (lo lamento por el autor de semejante escrito sin sentido
porque parece molesto con el concepto de libertad) hombres y mujeres somos
teóricamente libres en este país para poder opinar y actuar en consecuencia.
Libertad que ampara incluso a quienes hablan sin saber. Eso sí, dicha libertad
choca con el límite del respeto básico al resto de la sociedad, límite que hay
quienes traspasan una y otra vez sin ningún tipo de cortapisa ni consecuencia,
e incluso en ocasiones rodeados de aplausos y siendo pagados por ello.
Vergonzoso.
Decálogo de los derechos del Nacimiento Plataforma Pro Derechos del Nacimiento |
Encantada, yo pongo en manos de quien lo desee la
información para documentarse acerca de lo que es un parto (repito: proceso
fisiológico, no enfermedad) y las recomendaciones basadas en evidencia
científica que se manejan a día de hoy. Pese a que, con poco esfuerzo, estas
son documentaciones que se encuentran en la red.
Pero, pese a ello, afirmo con firmeza y claridad que una
persona que escribe en un medio ofreciendo información incorrecta, faltando al respeto
a una persona o colectivo y confundiendo términos es un mal profesional a todas
luces, pues lo mínimo es documentarse para escribir sobre algo antes de hacerlo,
se sea periodista o no. Y que, evidentemente, el medio que lo publica es
absolutamente responsable de lo que se difunde en él.
Por ello no me paro a pedir responsabilidades al autor de
semejante muestra de ignorancia y carencia de respeto, responsabilidad o
profesionalidad, sino que pido al medio en el que ha sido difundido la
inmediata retirada de un artículo que jamás debió publicarse si se hubiera
seguido un criterio de coherencia, servicio público y profesionalidad.
En ocasiones creo, honestamente, haber encontrado el eslabón
perdido… Pero uno muy, muy perdido...
Bea Fdez.
Doula, Madre y Educadora Infantil
serdoulasmadrid@gmail.com
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