domingo, 3 de febrero de 2013

Queridas mamás…

 

Muchas son las formas de llegar a la maternidad. Algunas madres han tenido el privilegio de sentir la vida en ellas y otras no han podido disfrutar la vida en su interior, pero sí han tenido el privilegio de recibir esa vida en los brazos con el mayor de los amores. Algunas madres han disfrutado de sus hijos unas pocas semanas, silenciosos, casi invisibles para el resto del mundo, escondidos en la cueva protectora del vientre materno. Y otras los han tenido con ellas físicamente durante días, meses o años en los que han disfrutado, sufrido, reído, llorado, aprendido y desmontado todo lo que sabían y lo que eran para crear un yo nuevo, un sistema vital diferente… Todo un universo nuevo para ella, junto con el resto de su familia, para crear esa nueva constelación que es de su familia.

Valientes

Todas las madres son mujeres valientes. Mujeres que dan lo más difícil de dar en este mundo, lo que más escasea y más celosamente guardamos para que nadie pueda dañarnos: nuestro amor. Todas entregan cada día su alma a sus hijos, presentes o no físicamente, sin esperar nada. Sin pedir nada. Porque es donde su alma quiere estar.

Son valientes porque han mirado dentro de ellas para buscar quienes son como madres, como madres-mujeres. Y mirar dentro, cuestionar la propia infancia, la propia crianza, las bases de la vida misma da mucho miedo. Y es de valientes.

Sufridoras y orgullosas de los suyos

Todas las madres son mujeres que sufren con el sufrimiento de sus hijos o la posibilidad de que lo tengan. A veces en silencio y otras a gritos. En ocasiones en un Hospital rodeadas de gente y en otras en casa, esperando en solitario o apoyadas en el compañero de viaje que han elegido.

Y disfrutan con los logros de sus hijos. Desde que hayan ganado un día más de vida dentro de ellas, hasta que haya comenzado a latir su pequeño corazoncito o que hayan conseguido el mayor de los honores públicos. Porque todos los logros son nuevos pasos de esa vida, de la más importante de las vidas: la de sus hijos.

Cautas y llenas de amor

Todas las madres temen en algún momento. Todas las madres tienen dolor en algún momento… Y eso no las hace cobardes o lloronas. Las hace más valientes. Porque, a pesar de ello, siguen adelante decidiendo con su amor. Porque, incluso invadidas por el miedo, paralizadas por él, siguen amando. Aunque duela, aunque sepan que el miedo no les permite hacer nada, aunque estén en las peores circunstancias y sin apoyos… siguen amando.

Y siguen amando incluso cuando saben que esos hijos no llegarán a sus brazos, convirtiendo ese amor de brazos llenos en amor hacia el infinito, hacia quien no llegará. Aceptándole como alguien que no estará en sus brazos y amándole a pesar de no ser lo que ella esperaba.

Sabias

Todas las madres son sabias porque cuando de verdad se las permite sentir sus instintos y decidir por sí mismas siendo conscientes, mostrándoles la confianza que tenemos en ellas y en ese instinto, saben lo que han de decidir siempre. Porque siempre saben si sus hijos están bien o no, incluso aunque no los vean, lo saben.

Merecen respeto

Todas las madres: con miedo, con dolor, con llanto, con lamentos… Todas merecen respeto.

Porque las madres perfectas no existen. Porque las madres que nunca dudan, que nunca temen, que nunca sienten dolor, que nunca lloran o se quejan, que nunca se sienten perdidas o inseguras, que nunca se sienten paralizadas… son madres que no existen. Son una ficción creada que alimentamos cada día cuando nos preguntan qué tal estamos y, llorando, sufriendo, temiendo o con dolor por dentro, respondemos “muy bien”.

Porque las madres necesitamos llorar cuando sufrimos, necesitamos temblar cuando tememos, necesitamos escondernos cuando no sabemos qué hacer y nos sentimos inseguras, necesitamos quejarnos cuando nos duele pero, sobre todo, necesitamos que nos comprendan en esos momentos. Necesitamos que nos apoyen en esos momentos. Que nos muestren que confían en nosotras. Que nos respetan como personas, como madres y como mujeres. En nuestras capacidades y en nuestro cuerpo.

Feliz día, mamás.

Beatriz Fernández
Doula en todas las etapas de la maternidad, especializada en duelo.
A Coruña y Madrid.
Correo electrónico: serdoula@gmail.com
Telf: 600218964
http://serdoulas.blogspot.com/

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