Cuando nos preguntan qué somos las Doulas solemos decir que somos “acompañantes en la maternidad”. Es una definición breve, concreta. Quizás demasiado para algo que abarca tantas partes, que tiene tantas lecturas.
Un pequeño, pequeñísimo paso. Eso somos las Doulas. Un pequeño paso hacia el reconocimiento de la libertad de la mujer, hacia el reconocimiento y tratamiento de la maternidad como un proceso vital que requiere una atención distinta, personalizada en cada caso. Un pequeño paso hacia el reconocimiento de la importancia de esa experiencia vital.
Pero ¿por qué aparecemos ahora las Doulas? La realidad es que las Doulas, con diferentes nombres, siempre hemos estado. Las mujeres siempre han parido en compañía de otras mujeres que las apoyaban y ayudaban. Que en algunos casos las ayudaban a traer al mundo a sus hijos y en otros las contenían, estaban con ellas, las escuchaban y atendían sus necesidades sin intervenir en el parto. Estas últimas eran las mujeres que tenían el papel de lo que actualmente llamamos Doula.
Habitualmente las acompañantes eran personas de confianza de la madre: su propia madre, abuela, hermanas, primas, amigas o vecinas… Durante el embarazo ya había conversaciones, confesiones, una relación de confianza que le daba a la mujer tranquilidad, que le aportaba experiencias de esas mujeres que le rodeaban, le daban sabiduría y la preparaban para su maternidad. Y también para su parto.
Pero actualmente, por diversas causas, estos núcleos femeninos han desaparecido prácticamente. Los partos, en su gran mayoría, se han trasladado a los centros hospitalarios, donde se suele permitir un acompañante que, normalmente, es el padre del bebé.
Ya no existe esa presencia femenina. Y eso es lo que somos las Doulas: la respuesta, la solución a una necesidad que las mujeres están planteando. La compañía que las escucha, las atiende, las apoya en sus decisiones, les aporta la seguridad necesaria para que sean realmente libres y conscientes para tomar esas decisiones. La compañía amorosa que está durante todo el proceso de la maternidad.
Pero el proceso de la maternidad es amplio. Realmente comienza cuando una mujer decide que será madre. Cuando toma la decisión de tener un hijo. Desde ahí, en todo ese camino, estamos a su lado cuando nos necesita. Tanto en la etapa preconcepcional como en el embarazo, parto, posparto… También estamos en los tratamientos de fertilidad y en las adopciones porque son procesos de maternidad. Y en los duelos por la pérdida de un embarazo que se está iniciando o de uno avanzado, o de un bebé. Porque en todos esos momentos la mujer puede necesitarnos, porque en todos ellos se desarrollan emociones, sentimientos y se tienen vivencias que están vinculadas a la maternidad, que pertenecen a ese momento vital tan importante.
Somos una respuesta a una necesidad, como decíamos antes, y por ello somos un pasito hacia la libertad de la mujer. Porque respetar sus necesidades es reconocerles su libertad en cierto modo.
Beatriz Fernández
Doula co-creadora de Ser Doulas
http://serdoulas.blogspot.com
Un pequeño, pequeñísimo paso. Eso somos las Doulas. Un pequeño paso hacia el reconocimiento de la libertad de la mujer, hacia el reconocimiento y tratamiento de la maternidad como un proceso vital que requiere una atención distinta, personalizada en cada caso. Un pequeño paso hacia el reconocimiento de la importancia de esa experiencia vital.
Pero ¿por qué aparecemos ahora las Doulas? La realidad es que las Doulas, con diferentes nombres, siempre hemos estado. Las mujeres siempre han parido en compañía de otras mujeres que las apoyaban y ayudaban. Que en algunos casos las ayudaban a traer al mundo a sus hijos y en otros las contenían, estaban con ellas, las escuchaban y atendían sus necesidades sin intervenir en el parto. Estas últimas eran las mujeres que tenían el papel de lo que actualmente llamamos Doula.
Habitualmente las acompañantes eran personas de confianza de la madre: su propia madre, abuela, hermanas, primas, amigas o vecinas… Durante el embarazo ya había conversaciones, confesiones, una relación de confianza que le daba a la mujer tranquilidad, que le aportaba experiencias de esas mujeres que le rodeaban, le daban sabiduría y la preparaban para su maternidad. Y también para su parto.
Pero actualmente, por diversas causas, estos núcleos femeninos han desaparecido prácticamente. Los partos, en su gran mayoría, se han trasladado a los centros hospitalarios, donde se suele permitir un acompañante que, normalmente, es el padre del bebé.
Ya no existe esa presencia femenina. Y eso es lo que somos las Doulas: la respuesta, la solución a una necesidad que las mujeres están planteando. La compañía que las escucha, las atiende, las apoya en sus decisiones, les aporta la seguridad necesaria para que sean realmente libres y conscientes para tomar esas decisiones. La compañía amorosa que está durante todo el proceso de la maternidad.
Pero el proceso de la maternidad es amplio. Realmente comienza cuando una mujer decide que será madre. Cuando toma la decisión de tener un hijo. Desde ahí, en todo ese camino, estamos a su lado cuando nos necesita. Tanto en la etapa preconcepcional como en el embarazo, parto, posparto… También estamos en los tratamientos de fertilidad y en las adopciones porque son procesos de maternidad. Y en los duelos por la pérdida de un embarazo que se está iniciando o de uno avanzado, o de un bebé. Porque en todos esos momentos la mujer puede necesitarnos, porque en todos ellos se desarrollan emociones, sentimientos y se tienen vivencias que están vinculadas a la maternidad, que pertenecen a ese momento vital tan importante.
Somos una respuesta a una necesidad, como decíamos antes, y por ello somos un pasito hacia la libertad de la mujer. Porque respetar sus necesidades es reconocerles su libertad en cierto modo.
Beatriz Fernández
Doula co-creadora de Ser Doulas
http://serdoulas.blogspot.com
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